“LA PARÁBOLA DE LOS CIEGOS” DE CRISTINA


Por Julio Fernandez Baraibar

Las medidas económicas anunciadas por la presidenta Cristina en la tarde del martes 25 de noviembre y completadas con los anuncios formulados en la Cámara de la Construcción son una continuidad del esquema político-económico implícito en la reestatización del sistema provisional, que acaba de ser ratificado por el Congreso Nacional.
Habíamos dicho hace unas semanas que la defensa de las AFJPs no tendría ala plebeya.
La fila ominosa de “La Parábola de los ciegos” de Pieter Brueghel, que se formó durante la infame insurrección sojera, ya se había despeñado en la inexorable zanja a la que eran conducidos, justamente, por su ceguera, la crisis del sistema capitalista mundial había extendido sus amenazantes sombras y la avidez carroñera de ese engendro menemista no podía conmover a ninguna persona honesta.
Ningún ciego estaba ya en condiciones de guiar a otros ciegos, so pena de desbarrancarse como las pobres figuras pintadas por el maestro flamenco.
De ahí el fracaso de todo el frente gorila oligárquico-financiero en movilizar a sectores de la clase media contra la acertada medida presidencial. De ahí, también, la abrumadora votación en ambas cámaras que convirtieron en ley la vuelta al sistema de reparto y el retorno al estado de los fondos en los que había metido mano el capital financiero.
La propuesta presidencial retoma la iniciativa y da una respuesta al desafío de la crisis global en la más estricta tradición nacional argentina.
El Estado nacional, que las dos últimas presidencia han logrado restaurar en su majestad y autonomía - aún cuando todavía haya mucho por hacer - asume la función de mantener el trabajo y la inversión productiva nacional, el ingreso de los trabajadores y la legítima rentabilidad empresaria, mientras que destina un importante presupuesto a la obra pública que, se sabe, constituye un poderoso dinamizador de una economía autocentrada.
Estas medidas se convierten, en la actual coyuntura internacional, en un verdadero escudo nacional capaz de enfrentar una crisis, que ni Argentina ni Suramérica han generado.
La ineluctable mecánica del imperialismo capitalista ha sido la causa material y eficiente de este maremoto y, como otras veces, intentará descargar sus efectos y costos sobre el mundo semicolonial.
Las propuestas presidenciales han levantado un muro de contención a esas intenciones.
Mientras la oposición - los ciegos de Brueghel - divagan en místicos mandatos y apocalípticos escenarios, la presidenta Cristina formula una política nacional concreta.
Ello merece todo nuestro apoyo.
Caracas, 25 de noviembre de 2008

Un profeta del pasado y un cínico defensor de los excluidos

Por Julio Fernández Baraibar
" Desde la instauración de la jubilación privada los únicos que se han gastado los fondos de sus aportantes han sido las propias administradoras, en comisiones leoninas, en malas inversiones y en sueldos dignos de los buitres de Wall Street".
Desde La Nación y el Clarín de hoy se lanzan oscuras premoniciones contra el proyecto de reestatización de los fondos previsionales.
La del diario de los Mitre la firma el economista Juan José Llach, de amplia y recordada actuación en los tiempos de Menem y Cavallo.
Comienza diciendo: “Lo más evidente es la preocupación y aun la angustia de la mayoría de la población más por la situación interna que por la crisis global”.
Este descubrimiento del agua tibia intenta ocultar dos cosas.
Una, que lo mismo ocurre en todos los países del mundo y que, en general, siempre ha ocurrido igual. Una crisis global y sistémica es percibida por los ciudadanos, en su aislamiento individual, como resultado, o bien de los propios errores, o del gobierno.
El capitalismo, con su moral del éxito individual como producto de la virtud y su repudio a toda intervención estatal, da el justificativo a ambas respuestas.
La complejidad del sistema económico global, lo invisible y anónimo de los procesos económicos esenciales ocultan para el ciudadano particular el mecanismo de la crisis.
La otra es que son estos mismos economistas - cuyo deber cívico es correr estos velos que oscurecen una mejor comprensión del sentido y magnitud de la crisis - quienes ayudan a la falsa conciencia, puesto que si lo hicieran caería sobre ellos, sobre sus falsas concepciones, sus equivocados pronósticos, para no hablar de sus nefastas y destructivas gestiones de gobierno, todo el furor de sus víctimas.
A continuación despliega un dramático escenario, que ha sido típico en todos los charlatanes neoliberales que desde hace treinta años ocupan el presunto saber económico, cuya finalidad es hacer creer al desconcertado ciudadano que las cosas en nuestro país han tenido efectos más letales que en ningún otro.
Frente a un gobierno que no obedece estúpidamente sus directivas, que cuestiona los criterios que llevaron al país a su propia crisis en 2001 - que son los criterios de Llach y sus cómplices -, estos alzan la voz con gesto airado y profetizan el incendio que ellos y sólo ellos desataron hace siete años.
Habiendo sometido a los débiles, a los pobres, a los enfermos, a los viejos y a los niños de este país a un inescrupuloso empeoramiento de sus condiciones de vida, de su integración social, cuando el gobierno intenta establecer un cerco a la crisis, recuperar el control pleno de su ahorro y de su sistema previsional, salvándolo de la segura muerte de la especulación, Llach y los suyos salen a hablar en nombre de los débiles.
“Si se aprueba este malhadado proyecto, y siguiendo la tradición nacional los fondos expropiados se gastan, también sufrirán mucho los débiles del futuro”.
Nada le dice al mal economista y peor contador que ya hoy, quienes cobraban de sus afjps, contaban con un subsidio del estado para sostener su retiro.
Desde la instauración de la jubilación privada los únicos que se han gastado los fondos de sus aportantes han sido las propias administradoras, en comisiones leoninas, en malas inversiones y en sueldos dignos de los buitres de Wall Street.
El Estado ha seguido pagando sus jubilaciones, las ha ajustado - cada vez que ha habido una conducción popular al frente de la República -, y los aportes de los trabajadores constituyen el fondo solidario para responder a quienes se jubilan.
Pero para que el ridículo sea mayor, Llach agrega: “Los jubilados, a quienes se prometen haberes que serán impagables, y los chicos y jóvenes de hoy, que ya adultos deberán hacer esfuerzos adicionales para mantenerlos”.
Han sido las crapulosas afjps las que prometieron retiros siderales, las que engañaron a sus aportantes - muchos de ellos inscriptos de prepo por orden del Estado -, y las que debilitaron con su accionar el sistema de reparto.
Llach no da un solo argumento a la discusión.
Anuncia tempestades, asusta, distorsiona y confunde.
Sabemos que detrás de ello no está sino el interés de sus mandantes.
En Clarín la firma es de Alcadio Oña, un empleado de muchos años del monopolio, de total confianza, por lo tanto.
La crítica no tendrá, entonces, ese tupé de conocimiento hermético que caracteriza a los llamados economistas, sino algo más popular, de más llegada.
¿Y que descubre Oña?
Ni más ni menos que “el caso de los que están afuera del sistema previsional”.
Con todo derecho usted se preguntará si las AFJPs lo hacían, si esos fondos, de alguna manera, estaban destinados a paliar la situación de quienes, debido al desmantelamiento que llevaron a cabo los columnistas de La Nación, como Llach, quedaron al margen, en la orilla o fuera del sistema previsional.
¿Cuándo se preocupó Alcadio Oña y el diario Clarín de los trabajadores en negro?
¿Clarín les pagaba los aportes jubilatorios a los jóvenes a los que hacía trabajar como pasantes, en plena furia desreguladora?
Por el contrario, todas las campañas llevadas a cabo por el MTA - en épocas de Menem - y por la CGT, después, en contra del trabajo en negro, todos los artículos, declaraciones y expresiones parlamentarias que, por ejemplo, realizó el actual diputado Héctor Recalde contra esta lacra impuesta por el neoliberalismo, no encontraron en Clarín - o en Alcadio Oña, que es lo mismo - el menor eco, la menor respuesta.
Hace tan sólo unos días el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, otorgó mezquinos aumentos salariales en negro a los docentes, lo que explica el repudio de las organizaciones sindicales mayoritarias de ese sector, pero no hubo ningún Alcadio Oña que viera en ello “una expresión rotunda de la fragmentación del mercado laboral, de la desprotección y de la imposibilidad de hacerse oír”.
Por el contrario, lo que los lectores de Clarín pudieron leer fue una abierta crítica a los dirigentes sindicales que condenaban a los niños, según estos escribas, a la ignorancia y el oscurantismo.
Por supuesto que el alma buena de Alcadio Oña no toleraría firmar una columna donde se hiciera la apología de estos fondos carroñeros que sustraen a la Nación del ahorro de sus trabajadores, como son las AFJPs, ni le permitiría afirmar que está muy bien que se cobren las comisiones del 35 % que se cobraban estas sanguijuelas.
Para eso están los Melconián y los Broda.
Su papel de hombre bueno es oponerse a la nacionalización de los fondos previsionales en nombre de los que no han realizado aportes jubilatorios.
Una hipocresía digna de un diario hipócrita.
Caracas, 4 de noviembre de 2008

LO PEOR ESTÁ POR VENIR

" Nadie advierte que de todas las crisis, los pueblos carenciados resultan los mayores perjudicados, pagando los platos rotos".
Por ENRIQUE OLIVA
La frase del título no es mía. Lleva la marca registrada de Nouriel Roubini, quien proclamaba sus vaticinios desde hace tiempo, como de otros analistas, entre ellos el argentino Fernando José Del Corro y el brasileño Ricardo Amorín.
Pero ninguno tuvo la oportunidad de estar situados en escenarios donde repercuten sus opiniones a nivel mundial. Boutine alertó sobre las dimensiones de la crisis internacional que comenzamos a padecer y padeceremos por tiempo impreciso.
Sus aciertos lo han llevado a convertirse en el más reputado experto en crisis económicas y financieras.
Buscan su asesoramiento gobiernos y multinacionales del globo. Su agenda está repleta de compromisos.
Por unos años, debió soportar Boutine las críticas de los economistas y especuladores bolsísticos, quienes lo llaman aun hoy como “doctor Fatalidad”, el “catastrofista”.
Ahora ha puesto en el centro de la polémica el tema recesión ya comenzada y en progresión mundial.
Los que se sirven del libre mercado como casinos, siguen en el especulativo juego del sube y baja de acciones, cuando Roubini enciende todas las alarmas.
No bastante las prevenciones, la recesión avanza con efecto dominó, sin que el común de la gente advierta que no se trata solo de un problema para industriales, comerciantes y banqueros, sino de una epidemia que los convertirá en las principales víctimas.
La pobreza, y en muchos casos hambruna, alcanzará a grandes sectores humanos en forma de desocupación, costo de la vida y sombrío futuro.
Por ejemplo, si cierra una fábrica de automóviles o reduce su personal, ello no afecta solo a los que puedan comprar un vehículo, sino a diversos otros gremios. Lo mismo ocurre en el sector construcción.
Ante situaciones similares en aceleración cotidiana, aumentarán los despidos o largas suspensiones, complicándose las dificultades para conseguir nuevas ocupaciones.
Bajará asimismo el consumo, provocando un mayor derrumbe de fuentes de trabajo.Todo ello se sufrirá también en los países ricos por desempleo, jubilaciones recortadas o perdidas totalmente, y con desalojos por moras en pagos de viviendas hipotecadas.
La impotencia puede ser una mala consejera.
¿No aprovechó Hitler una situación parecida en la Alemania de los años 30, donde dominando las calles con partidarios violentos, aunque en minoría de adherentes, arribó al poder sin pasar por elecciones democráticas?
La gente no ya solo sin horizontes de vida a largo plazo sino con imperiosas carencias aquí y ahora de soluciones mínimas, lanzará a multitudes a los brazos de demagogos oferentes de ilusiones imposibles, predisponiendo a no reparar en medios.
Ante conflictos sociales ganarán espacios públicos, generando desorden o caos.
Con la cantidad de barrios de emergencia plenos de desocupados, en Buenos Aires y otras ciudades, sería imposible el mantenimiento de una población sin choques.
Ese será el peor momento de la crisis con final abierto y duración impredecible, cuando Roubini estime que podrá salirse de la recesión en 14 a 18 meses.
¿Estamos los argentinos preparados para asumir ese momento?
¿Las clases dirigentes políticas estudian u ofrecen soluciones?
¿A alguien del gobierno, intelectualidad, oposición, fuerzas vivas y jerarquías religiosas, se le ocurrió llamar a la cordura y proponer un consenso ciudadano para salir lo menos perjudicados posible ante tales perspectivas?
¿No cabe convocar a un Comité Nacional de Crisis?
Nadie advierte que de todas las crisis, los pueblos carenciados resultan los mayores perjudicados, pagando los platos rotos.
No caigamos en el error de suponer que en una situación de caos por desbordes sociales alguien está exento de peligro.
En medio del desbarajuste globalizado, no cabe duda que los países ricos, únicos responsables de la crisis, están pidiendo “solidaridad” para tomar medidas el 15 de noviembre en Washington para encarar soluciones, en especial para ellos.
Europa y Asia, no son ajenos a las especulaciones por más de 10 años de la burbuja hipotecaria, en particular yanquis, ingleses y hasta rusos.
Ahora ¿No hay culpables?
La Unión Europea y EEUU se intercambian reproches
¿Cuándo el G 7 o el viejo mundo se “rebajó” a invitar al resto de los G 20?
El presidente Bush viene anunciando con energía que la cumbre por él convocada a Washington para el 15 de noviembre, debe dejar de lado las palabras y tomar decisiones “claras y valientes a ser cumplidas por todos”.
Parece una orden a acatar que no admite un plan B.
El G 20 tendrá 21 invitados, incluyendo a quien resulte ganador de la elección presidencial yanqui del 4 del mismo mes.
Lo cierto es que la Cumbre no tiene un temario consensuado. La orden del día ronda un solo tema: solucionar la crisis financiera mundial. ¿Alcanzará a armonizar intereses? ¿A los países “emergentes”, aunque ya algunos en vías de sumergirse en su totalidad, se les impondrá el papel de proveedores de materias primas y alimentos, reservándose los ricos el rehacer sus estructuras financieras e industriales?
La Cumbre Unión Europea-Asia, por sugestión de los chinos, que no comen vidrio, en su declaración final no arribó a nada concreto o proyecto aprobado.
Todo quedó supeditado a las decisiones que puedan salir de la Cumbre de Washington.
Lo mismo ha ocurrido con la Cumbre Iberoamericana de El Salvador, donde el Rey Juan Carlos de España y el Presidente Rodríguez Zapatero se han esforzado en conseguir una silla en el G 20, como si equivaliera al reconocimiento de un liderazgo del mundo hispano.
¿Y a África negra quién la representa? Por supuesto, se tomarán ese “trabajo” las multinacionales que alambran su territorio protegiendo la explotación de sus riquezas naturales (petróleo, oro, diamantes…) con mano de obra esclava y ejércitos mercenarios.
Es llamativo que durante infinidad de años se vinieron realizando cumbres de todo tipo para encontrar remedios a los temas de la pobreza, salud, alfabetización, vivienda, paz, etc. para la humanidad y nunca se lograron los fondos suficientes.
En cambio en horas, los gobiernos poderosos reunieron billones de dólares para salvar el sacralizado usurero sistema financiero multinacional, con dineros de estados, a pagar por los pueblos contribuyentes.
¿Quién es Nouriel Roubini?
Nació Roubini el 29 de marzo de 1958 en Estambul (Turquía). Su familia iraní judía regresó a Teherán (Irán) cuando tenía 2 años. Luego vivió en Tel Aviv (Israel) y de allí pasa a Italia estudiando en la Universidad Bocconi de Milán Allí se recibió como economista, obteniendo por sus méritos el BA summa cum laude.
Instalado en EE UU se doctora en la Universidad de Harvard. En 1998-1999 fue jefe del Consejo de Asesores Económicos del presidente Bill Clinton y luego, en la misma administración, asesor del Departamento del Tesoro.
Como economista independiente preside la firma de análisis económicos RGE Monitor y es profesor de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York. (datos tomados de Internet)


ESPAÑA: EL PATÉTICO DESTINO DE UN SIRVIENTE DEL IMPERIO

Por Walter A. Moore
El hecho de que España no haya sido invitada a la "Reunión de los 20", a la que concurren, México, Brasil y Argentina, y la desesperación pública manifestada por sus más altos funcionarios ante este acontecimiento, son una cabal demostración que sus amos globales acaban de abandonarlos.
Así como se despide a un sirviente cuando su trabajo ha terminado, se prescinde del Gerente Designado para atender los intereses imperiales en América Latina.
La cortesía con que Cristina Kirchner ha tratado al Rey de España en una reunión donde ese país ya no tiene nada que hacer, puede tomarse como un detalle de educación y fina ironía, pues es evidente que las empresas mundiales gerenciadas por los españoles ya no tendrán peso ni relevancia en un futuro próximo en nuestros países. Ni Repsol es española, ni Telefónica, ni tampoco los bancos que se comportaron tan arrogantemente en nuestro país.
España es un "bluf", una mentira organizada para saquear con menos esfuerzo a nuestros países. Y toda su prosperidad es también una gran mentira que se caerá muy pronto como un castillo de naipes.
España creció al ritmo de la llegada del dinero negro de Europa convertido en ladrillos que permitirían a los ricos tomar algo de sol. Pero ese dinero está dejando de existir, con la gran estafa que los bancos hicieron con los fondos de pensiones y jubilaciones. Y si este flujo se detiene la principal actividad productiva de España colapsará, la desocupación será gigantesca, el consumo se reducirá dramáticamente y se generará la espiral descendente de los países quebrados.
Ahora que nosotros estamos disponiéndonos a tomar el control de las empresas argentinas (estales y privadas) que nos robaron con la complicidad de los traidores a la Patria locales, surge la evidencia que ni Repsol, ni Telefónica ni los bancos españoles son de ellos, sino de los titiriteros que manejan el resto del mundo. Y los vamos a recuperar lo mismo, con lo cual los beneficios que extraían de nuestros bolsillos a través de esas empresas, van a correr, más pronto que tarde, el mismo destino que la malograda Aerolíneas Argentinas, dejando a los fondos de pensión españoles sin algunos de sus principales recursos.
Tan poco españolas eran estas empresas, que ni siquiera podían financiarse a sí mismas, sino que usaban los recursos de las desaparecidas AFJP de Argentina. Nuestro pueblo está despertando y lo primero que atinamos a hacer, naturalmente, es recuperar lo nuestro.
Esta circunstancia tendrá como corolario que un número importante de españoles pierda la prosperidad que obtuvo con el saqueo de la Argentina y de los otros países latinoamericanos que les permitieron entrar durante el shock que siguió a la guerra económica, psicológica, política y cultural con que nos atacó un imperio que ahora se encuentra en el hospital, con pronóstico reservado.
Pero…, lo que es nuestro es nuestro, y la dinámica misma de esta crisis hará que lo recuperemos, con nuestros dirigentes a la cabeza o con la cabeza de estos dirigentes. Así viene la Historia del siglo 21.
Allí no terminan sus desventuras. Otra parte de la prosperidad española proviene de la decisión del Complejo Militar Industrial norteamericano de utilizar su territorio como la principal base de aprovisionamiento y descanso de tropas afectadas a las invasiones y control de sus intereses en Medio Oriente. Pero parece casi imposible que, con la actual crisis económica, Estados Unidos pueda continuar con el increíble derroche de recursos en sus aventuras militares en territorios extranjeros.
Y como si esto fuera poco, los estudios de sustentabilidad ambiental[1], designados como "huella ecológica", especificaron que España para producir la cantidad de productos que consume o procesa, necesitaría el triple de los recursos naturales que en realidad tiene, y dispone sólo del quinto de la cantidad de agua que necesitaría si quisiera producir lo que actualmente consumen[2]. Ahora todos estos productos se importan con el dinero que le sacan a América Latina.
Falta muy poco para que toda la escenografía de "progreso y opulencia" de España se desbarate como sucede al terminar una obra de teatro, dejando a la vista un paisaje de miseria similar al que ellos trazaron en nuestro continente.
Después del largo tiempo que necesitarán para reponerse del shock que sobrevendrá, tal vez su suficiencia se desvanezca y comprenderán que desde los Centros de Saqueo Globales modelaron a su gusto a ese país para facilitar el control de los recursos de nuestro continente. Lo que será más duro de asumir será que para eso, también reorganizaron la cultura de su población, incitándolos a que jugaran la parodia de un imperio al que ya derrotamos hace dos siglos.
Ahora quedarán librados a su suerte, pobres y con 1,7 millones de drogadictos habituales[3] y una imparable inmigración de africanos desesperados dispuestos a disputar la poca comida que estará disponible.
Pobre España, en manos de una clase dominante pedante y engreída, producto del increíble retroceso histórico que la hizo involucionar desde una república a una monarquía. Un grupo que alucinó que podía convertirse en un país dominante, y darse el lujo perverso de maltratar a naciones como la nuestra, que se ha comportado tan gentilmente con ellos cuando enfrentaban una hambruna. Y esa era una mala época muy benigna, comparada con la que adviene.
El tratamiento cortés que Cristina Kirchner les ha dado a esta gente, y la paciencia que nuestro gobierno tiene con ellos, tiene un límite. Ya es hora que se bajen de un caballo que ya no tienen, y que, además, era prestado.
España era parte del pasado hace dos siglos, en este regurgitar de la historia parece que no aprendió nada. Y eso se paga.

Buenos Aires, 31 de octubre de 2008