Por
Walter A. Moore
LA NAVE INSIGNIA DEL SAQUEO A LA ARGENTINA ES EL BANCO CENTRAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA
Cada vez que propongo emitir 5 pesos por cada uno que circula hoy, agitan el fantasma de la inflación, que vuelve a poblar los diarios, anunciando que la tasa de inflación será igual a la tasa de interés vigente.
No podemos creer en casualidades.
Siempre se pueden aprovechar políticamente estos temores a los procesos inflacionarios, pues son justificados por los padecimientos que nos han infligido los bancos hasta ahora: la destrucción de las cooperativas y las empresas argentinas desde Aramburu-Rojas, Frondizi, Onganía y Martínez de Hoz en adelante, la hiperinflación alfonsinista, el saqueo bancario del menemismo y el robo del dinero que los argentinos por los bancos extranjeros ocurrido con el delarruismo, proceso que culminó con la devaluación duhaldista.
Y como dice el refrán -El que se quemó con leche, cuando ve una vaca, llora.
Y el temor inflacionario ante tamaña propuesta de emisión tendría fundamento si el Banco Central ampliara su emisión hasta el 80% del PBI, lo que no sería otra cosa que monetizar el país como cualquier país normal, pero que en las actuales condiciones de descontrol monetario, esta masa de dinero entregada al sistema bancario y financiero actual, se volcaría a la compra de dólares, oro u otros elementos tesaurizables, sacando esa nueva masa monetaria del circuito producción-consumo, lo cual devaluaría inmediatamente nuestro peso.
El sistema monetario argentino está organizado para saquear nuestra riqueza, y la nave insignia del saqueo es el Banco Central de la República Argentina.
Por eso, lo que proponemos es que la emisión complementaria al absurdo 16% que se emite hoy, se haga en un moneda nacional inconvertible destinada en forma prácticamente exclusiva a desarrollar la producción nacional, al consumo nacional y al crédito para las empresas nacionales, definiendo en su implementación la normativa que impida que este dinero derive hacia los sectores especulativos.
También es imprescindible que esa nueva masa monetaria no sea administrada por esa entidad quintacolumnista del Banco Central sino por el Banco Nación o por otro ente como el Consejo Federal de Inversiones, que es controlado por el conjunto de los gobernadores provinciales y representantes del Ejecutivo Nacional, con lo cual se terminaría con la puja por los magros recursos coparticipables.
También necesitamos en forma urgente que se controle la descomunal fuga de divisas que permite el BCRA actualmente, puesto que estas serán necesarias para la compra del equipamiento en máquinas herramientas y otros bienes de capital cuya producción local se destruyó en los últimos 60 años, en que sufrimos la Guerra de Baja Intensidad destinada a la destrucción y saqueo de nuestro país por parte del Imperio Global Euronorteamericano.
Volviendo al tema de la Inflación, podemos sugerir a los preocupados por el fantasma inflacionario les bastaría con leer las noticias que aparecen en los diarios para cambiar de esta falsa idea de que la emisión, por sí misma, produce inflación: Por ejemplo:
· Estados Unidos ha emitido entre 2008 y 2009 el 340% de su PBI para salir de la crisis generada por la especulación bursátil e inmobiliaria. Y si bien el valor del dólar está bajando, o sea que está creciendo su inflación, no aparecen signos de hiperinflación (aún), ni aún con esta tremenda emisión de billetes de banco sin respaldo alguno en la economía real.
La novedad es que operan con tasas básicas de interés que rondan el 0% anual, y es esta una de las causas por la cuales no existe un proceso inflacionario imparable.
· En la zona del Euro sucede algo parecido, si bien no hay datos recientes, Alemania y Francia emitían alrededor del 80% de sus respetivos PBI, pero en este año sumaron una descomunal emisión extra de euros para salvar el quebranto de sus bancos más grandes. Inglaterra hizo lo mismo con la libra, y agrandó así su emisión normal del 100% de su PBI y Japón siempre emite alrededor del 120% de toda riqueza que genera aunque no hay noticias de emisiones extras para salvar a sus bancos, pero desde hace años Japón tiene tasas de interés próximas al 0% anual, y casi no tiene inflación y ahora sucede lo mismo en Estados Unidos y Europa.
Tampoco la demanda de bienes de consumo aumenta porque esta alta emisión se amontona en la parte alta de la pirámide social, así que las empresas producen menos y despiden personal que dejan de consumir, con lo cual los mercados masivos ven menguar la demanda, y eso cierra el círculo funesto eliminando puestos de trabajo.
Aquellos que pensaban que la economía podía sostenerse dirigiendo el consumo a los mercados de alto poder adquisitivo, el colapso de su non plus ultra, Dubai, servirá para desmoronar sus ilusiones.
Con estos datos es evidente que la cantidad de dinero que se emite no es la que genera la inflación, sino el destino que se le da a ese dinero, y las maniobras que se realizan con el mismo.
Por eso es imprescindible poner al proceso inflacionario bajo una mirada diferente a la que alimenta a usinas neoliberales como Ámbito Financiero, La Nación y otros promotores de la Economía del Desastre [1].
Un análisis serio, no financiado por los bancos, puede distinguir siete causas principales generadoras de inflación: De acuerdo a su importancia son las siguientes:
1º. La tasa de cambio (disminución del valor de las monedas locales con respecto a las monedas extranjeras)
2º. La tasa de interés por el pago de deudas (cualquier tasa comercial que exceda el 2% anual genera inflación).
3º. La emisión insuficiente de dinero (no puede emitirse menos dinero del necesario para que exista una gran cantidad de transacciones, pues la riqueza se genera con cada intercambio)
4º. El dinero emitido subrepticiamente (sin respaldo en la riqueza realmente producida) o la emisión excesiva de dinero (superando las cantidades que representa a la riqueza real generada).
5º. La toma de préstamos bancarios por parte del Estado (que debe distraer grandes recursos para pagar intereses y deudas siempre innecesarias).
6º. El aumento de precios en bienes masivos (generados por las organizaciones formadoras de precios).
7º. La carga de impuestos en la masa de población más pobre (los pobres son los que más sufren por la inflación, porque sus ingresos no tienen margen para achicarse).
Sucintamente, veamos cómo podemos poner bajo control a estos siete estragos[2] generados por el neoliberalismo, que son las causas reales de la inflación (y de la hiperinflación también) y las formas en que pueden ser neutralizadas para mantener una inflación cero.
La 1ª Causa de inflación es la TASA DE CAMBIO devaluada del peso.
O sea el precio que debemos pagar por otras monedas, necesarias para nuestro comercio exterior.
La verdad es que con un dólar caro como el actual los saqueadores de siempre pagan la mitad por las materias primas, los servicios y el trabajo de los argentinos.
Por ejemplo, comer en un restaurante argentino sale lo mismo en pesos que lo que cuesta en dólares una comida en París.
Pero cuando un parisino viene a Buenos Aires, con lo que paga una comida allá, compra cinco aquí.
Para comprender cuál es el motor de estos cambios en el valor de las divisas, debemos describir cómo funciona el Ciclo de Saqueo Bancario.
El sistema financiero juega así con la tasa de cambio: Cuando existe mucha prosperidad, se baja el valor de las divisas con respecto al peso, para incentivar las compras en el extranjero, lo cual atenta contra la producción local y genera una gigantesca fuga de divisas.
Al mismo tiempo se encarecen todos los componentes importados que tiene cualquier producto[3].
Al mismo tiempo crean intereses abusivos para los préstamos bancarios, lo cual hizo que las empresas locales quebraban por falta de competitividad con las empresas extranjeras que obtenían préstamos baratos en otros países.
Así se extranjerizaron la mayor parte de las empresas privadas argentinas.
Una vez que se apoderaron de las empresas o quebraron los rubros que dificultaban la penetración de productos importados, el establishment afirmó que un dólar barato dificultaría las exportaciones argentinas.
Pero resulta que la enorme mayoría de las empresas que exportan son multinacionales [4] o de la oligarquía agraria, que si bien utiliza insumos importados, al vender su producción en dólares a precios inflados, no los afecta mayormente.
La verdad es que hoy, el dólar norteamericano debería valer menos de dos pesos argentinos.
Es el Banco Mundial quien hace notar esta subvaluación de nuestra moneda en el Informe sobre Desarrollo Humano 2009, cuando compara el nivel de precios internacionales de acuerdo al sistema de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA o PPP por su sigla en Inglés).
La PPA se establece comparando (en dólares) los costos de una gama de productos y servicios en los diferentes países, tomando como referencia productos similares que utilizan materias primas locales y mano de obra nacional, y el Banco Mundial lo define para todos los países.
También la inflación se agrava cuando hay sectores de la economía que están dolarizados, como, por ejemplo, el sector inmobiliario, que fija los precios de los inmuebles en dólares, lo cual duplica su costo real, porque las empresas constructoras pagan las obras en pesos y la mayor parte de los que pueden comprarlas obtienen sus ingresos en pesos [5].
Esto genera inflación, porque el incremento de precio por el alquiler o por la tasa de amortización de locales comerciales se sustrae de los ingresos o se suma a los precios de los productos y servicios.
LA SOLUCIÓN es obvia y definitiva: El valor del dólar y de todas las monedas extranjeras debe establecerse en base a la Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), y para equilibrar la producción que se importa o exporta se deben establecer definir tasas de cambio diferenciales, funcionando el Estado como el gran regulador de todo el comercio exterior.
Esto implica denunciar el anatema de los saqueadores contra el Control de Cambios, mecanismo del Estado para establecer el precio de las monedas extranjeras en forma diferenciada, de acuerdo a la necesidad del país en lo que debemos comprar o exportar.
La 2ª Causa de inflación es la TASA DE INTERÉS por el pago de deudas.
Los bancos han instalado la falacia de que el dinero es una mercancía, cuando es solamente una unidad de medida de la riqueza.
Como los bancos tienen como negocio central prestar dinero como si este fuera una mercancía, tratan de restringir la emisión para que dinero sea un bien escaso y poder obtener más ganancia por prestarlo.
Lo genial de esta maniobra, es que el que toma más dinero prestado es ¡el Estado! a quien los usureros convencen de que el mismo Estado emita poco dinero para que puedan cobrarle intereses más altos al tener que comprarle bonos para satisfacer sus necesidades financieras!.
Emitir bonos en lugar de emitir dinero debería penalizarse como un delito de subversión económica, pues no sólo es una estafa a todos los argentinos que crean la riqueza, sino que condiciona las decisiones soberanas del país a lo que opinen las potencias extranjeras que dominan los organismos financieros internacionales.
La composición del Presupuesto del Estado Nacional cambiaría profundamente si se eliminara de este la pesada carga del pago de la Espuria Deuda Eterna y sus intereses.
Además, el costo del los intereses en todos los casos, se suma al precio final de cualquier producto o servicio, constituyendo otro de los factores cruciales que influyen en la inflación.
Tanto es así que existe una correspondencia más o menos constante entre la tasa anual de inflación y el porcentaje que se cobra por los préstamos comerciales, hoy alrededor del 18% anual.
La TASA BASE DE INTERÉS, es el porcentaje que les cobra el Banco Central a los bancos por entregarles efectivo.
Luego los bancos agregan otros porcentuales más para prestarlo a los que lo demanden, con lo cual una tasa base del 10% anual que cobra hoy el Banco Central se transforma en una tasa comercial del 16 al 18% en el mercado de préstamos.
El abuso se multiplica para los ciudadanos y ho se paga el 35% anual para las tarjetas de crédito.
Por ejemplo la venta a crédito de electrodomésticos llega al 65% anual, y hoy se anuncia como un gran logro disminuir los intereses que se cobran por préstamos a los jubilados a un tope del 60% anual, porque algunos usureros les cobran el 140% anual[6].
La tasa de interés y la inflación están íntimamente vinculadas, como hace notar Walter Beveraggi Allende [7], que comenta sobre la extraordinaria estabilidad de los precios en la República Argentina entre los años 1895 y 1945, en que durante medio siglo, la inflación fue igual a cero, a pesar de la economía colonial de la Argentina, el peso de la deuda externa y las grandes crisis internacionales de dicho período, cuyas causas resume así:
-La economía argentina transita un curso plenamente favorable en materia de estabilidad de precios, crecimiento del producto interno, niveles de ocupación, acumulación de reservas internacionales de pago, etc., mientras se aplica una política de fluidez monetaria y muy bajos tipos de interés: todo ello hasta finalizar la Segunda Guerra Mundial.
Margrit Kennedy, por su parte, compara el crecimiento exponencial de la tasa de interés compuesto con el crecimiento observado en la naturaleza.
Mientras el crecimiento natural es veloz en una primera etapa, luego se estabiliza y finalmente declina.
En cambio, la tasa de interés crece lentamente al principio, luego se acelera en forma continua hasta lograr un crecimiento casi vertical.
En el mundo natural, este crecimiento es típico del cáncer, donde la -la primera fase es lenta, aunque luego se acelera el crecimiento y generalmente, al descubrir la enfermedad, ya ha entrado en una fase de crecimiento que hace imposible frenarla.
En el mundo biológico el crecimiento exponencial termina tanto con el organismo como del huésped parásito.
En el interés y el interés compuesto, el dinero se duplica a intervalos regulares, o sea que se multiplica siguiendo la pauta de crecimiento exponencial.
Esto explica por qué en la actualidad tenemos problemas con nuestro sistema monetario.
De hecho, los intereses actúan como un cáncer sobre nuestra estructura social.
En la Argentina, la libertad para ejercer la usura es tan grande que se legalizó el Anatocismo, (el cobro de intereses sobre los intereses), cosa que siempre estuvo prohibida.
Para tomar una dimensión del poder del Imperialismo Internacional del Dinero, podemos hacer notar la distorsión que se ha hecho sobre el llamado Jubileo del Año 2.000, proclamado por la Iglesia Católica remozando la costumbre ancestral de perdonar periódicamente todas las deudas y liberando los esclavos por deudas, cosa que inicialmente ocurría cada 7 años, luego cada 3 veces 7 años, luego cada 70 años, luego cada 3 veces 70 años y luego cada milenio.
En lugar de esto el Vaticano, desde la sospechosa muerte de Juan Pablo 1º, se ha mostrado cada vez más complaciente con lo que antes denunció como Imperialismo Internacional del Dinero, hasta el punto que Juan Pablo 2º, el mismo que desató la caída del rival socialista del Imperio Angloamericano, ha cambiado el principal rezo de los católicos, el Padrenuestro, donde el concepto de Perdonar la Deuda ha sido sustituido por el perdón de las Ofensas.
Jesús, sin embargo, como así también otras grandes religiones como el Islam, tomaron en cuenta el poder destructivo de la usura y del saqueo de los poderosos, e hizo recomendaciones específicas contra ellos en los tres días que no se conmemoran de la Semana Santa[8].
La solución a la usura consiste en que el banco central no cobre intereses nunca, tal como sucede hoy (eventualmente) en Estados Unidos y Europa.
También se debe reprimir severamente a los bancos o empresas comerciales cobren más del 2% anual de intereses, so pena de cometer el delito de Usura (que debe tipificarse).
La 3ª Causa de inflación es la emisión insuficiente de dinero
El nivel de monetización de un país, o de cualquier sistema económico que maneja su propia moneda se mide tanto por la cantidad de dinero en ciurculación (llamado M2 o M3) comparado con el Producto Bruto Interno (PBI), o sea la totalidad de los bienes económicos transables que produce dicho país.
Este Indicador, el M2 dividido por el PBI, nos brinda el INDICE DE MONETIZACIÓN, o sea de la abundancia o escasez del dinero que tiene el país en su conjunto.
Ahora observemos lo que sucede con este indicador en un grupo importante de países. Estos datos oficiales fueron extraído de un boletín del Banco Central Argentino, del 24 de octubre de 1996, fueron incluido en una Presentación a Senadores sobre crédito a las PyMEs.
Dicho estudio del B.C.R.A. da como fuente al International Finance Statistics, del FMI del año 1994 y 1995, sumado a datos del BCRA.
Nivel de desmonetización de la economía argentina en 1996
PAIS
PBI total
en millones de dólares
M2
en millones de dólares
Relación entre M2 / PBI
(en %)
Comparación con Argentina
Japón 4.704.000
5.428.414
115.4%
6.0
Inglaterra 1.034.000
1.001.920
96.9%
5.1
Alemania
1.922.000
1.355.049
70.5%
3.7
EE.UU. (*)
7.246.000
4.239.100
58.5%
3.1
Argentina(**)
280.000
53.800
19.2%
1.0
(*) En el año 2009 la emisión de EUA es equivalente al 340% de su PBI, a lo cual debe sumarse, en ambos datos, la masa de dólares que se encuentran fuera de ese país, cuando solamente entre China y Japón superan largamente los 3millones de millones en dólares emitidos como Bonos del Tesoro a lo cual deben sumarse los billones usados como ”Reservas” por los bancos centrales de todo el mundo.
(**) En el año 2009 la emisión en Argentina equivale al 16% de su PBI y como referencia podemos mencionar que en el año 2001 el BCRA redujo la emisión al 1,3% del PBI, obligando a usar el dólar como moneda local y desatando la crisis financiera que terminó con el robo de depósitos y la salida masiva de dólares de la Argentina.
Obaservando este cuadro (realizado en momentos en que un peso valía igual que un dólar) surgen conclusiones válidas hoy, (octubre de 2009) cuando el nivel el M2 alcanza apenas al 16% del PBI, además medido en un peso que apenas vale 26 centavos de dólar, lo que hace que la desmonetización sea aún más grave que durante la Década Infame del menemato.
CONCLUSIÓN
1: Mientras los países desarrollados que tienen una monetización promedio superior al 80% de su PBI sostuvieron economías prósperas durante toda la segunda mitad del siglo 20, los países desmonetizados tienen grandes dificultades con su economía (no hay dinero circulando, en consecuencia se realizan menos transacciones y como la riqueza se genera cuando lo producido cambia de manos, la falta de dinero detiene las transacciones) esto se agrava porque el FMI interviene constantemente para lentificar la actividad económica (disminuir sueldos, restringir inversiones, sacar dinero del mercado productivo para volcarlo al especulativo, etc.).
En el diagrama siguiente podemos ver cómo funciona el ciclo económico que genera abundancia y el que genera pobreza (que es el que nos recomienda el FMI).
CONCLUSIÓN 2: La Argentina es uno de los países más sometidos a este proceso de desmonetización; el miedo a los procesos inflacionarios ha servido para unir falsamente el concepto de monetización con el de inflación, cuando en realidad las hiperinflaciones se generaron básicamente por el precio bajísimo del peso y el costo altísimo de los intereses.
CONCLUSIÓN 3: El argumento usado para restringir la emisión, es que una alta emisión provocaría una corrida cambiaria, o sea que la gente utilizaría la cantidad adicional de pesos para comprar moneda norteamericana. Las experiencias pasada hacen esto presumiblemente cierto, por lo cual la solución aplicada en el 2001 ante la falta de emisión, es la misma que se debe aplicar ahora: emitir esos volúmenes de dinero en una moneda “inconvertible”, o sea en moneda no bancaria, y que se destine casi exclusivamente al circuito productivo, o sea para aumentar:
Los ingresos personales, en especial en los sectores más populosos,
Las inversiones de las empresas argentinas (en especial las empresas estatales, comunitarias o mixtas (estatales y comunitarias) para que puedan incrementar la producción de bienes y servicios, y desarrollar las industrias de base y completar el proceso de sustitución de importaciones.
Desarrollar obras de infraestructura, erigir nuevas viviendas, crear nuevas ciudades, etc.
El despliegue de las actividades culturales y formativas, la investigación científica y el desarrollo tecnológico, la importación de cerebros, etc.
La creación de instituciones para la protección de las familias, la infancia, la juventud y los valores comunitarios y patrióticos.
Al mismo tiempo se debe impedir que la nueva masa monetaria se utilice para adquirir divisas, o para comprar cualquier otro elemento tesaurizable, tal como oro, piedras preciosas, obras de arte, o cualquier otro elemento que facilitara su traslado y venta en otro país.
Como podemos ver en mi artículo Si el Banco Central fuera nuestro, todos los argentinos seríamos ricos [9], deberíamos sumar a los 160.000 millones de pesos actualmente en circulación, cuatro veces más, o sea unos 680.000 millones de pesos adicionales, volumen de dinero que debería ser distribuido fundamentalmente entre todas las provincias argentinas, comenzando a combatir la actual macrocefalia porteña, que succiona población y recursos desde todo el interior.
Al distribuir esta nueva riqueza por el país, elevar el nivel de vida de las clases menos favorecidas, e instalar un sistema productivo propio de la sociedad post-industrial, nos daría una ventaja comparativa muy grande con respecto a los países que hasta hoy siguen siendo ricos, pero que tienen el lastre de una organización propia de la declinante sociedad industrial, problemas de superpoblación, de degradación de su medio ambiente natural, acostumbrados a un alto nivel de vida que sostuvieron con recursos proporcionados por siglos de saqueo al Tercer Mundo.
Conservando el volumen actual de moneda bancarizada (o sea emitida por el Banco Central) tendremos suficiente para que funcione en su estructura actual la economía neoliberal y dependiente, mientras la nueva masa monetaria puede destinarse a desarrollar una Nueva Economía, destinada a la promoción de la Vida y la Liberación de nuestras naciones y pueblos.
Las Monedas Provinciales salvaron a la Argentina
Baste como ejemplo dejar en claro lo que sucede cuando la sociedad está desmonetizada:
En el año 2001, con una emisión monetaria correspondiente al 1,3% del PBI, la situación financiera de la Argentina era insostenible. Prácticamente todas las administraciones provinciales se encontraban en cesación de pagos, la desocupación y la subocupación llegaron al 50% de la fuerza de trabajo, las políticas neoliberales aplicadas habían logrado la destrucción de más de 166.000 establecimientos industriales solamente entre los años 1976 y 1999, y la cantidad de quiebras de PyMEs subió en forma exponencial.
Las empresas de servicios públicos fueron entregadas mediante negociados, una corrupción que logró que las multinacionales pagaran el 2,6% de su valor real y apenas se hicieron cargo de estos monopolios, aumentaron las tarifas, y recuperaron en meses lo poco que habían pagado.
Al mismo tiempo los bancos se apoderaron de los ahorros de la población mediante la apropiación de los fondos aportados a los sistemas jubilatorios mediante el invento de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) y del dinero de compensación para los riesgos de los trabajadores mediante las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART).
En el año 2000 el Estado Argentino con una recaudación fiscal en rápida caída, no encontraba salida.
Los Estados Provinciales se encontraban sin ingresos, la corrupción estructural, la pérdida de las empresas públicas, que daban beneficios, y sin poder utilizar los ahorros de la población debido a que los bancos privados prácticamente se habían apoderado de todo el sistema financiero.
Es en ese momento cuando los pulpos financieros internacionales agitaron la propuesta de “Cambiar deuda por territorio”, es decir convertir a nuestro país en un nuevo feudo a cargo de los dueños de los bancos.
En esa crisis nacieron las monedas provinciales (llamadas bonos), y en el colmo del centralismo se recuperaron tradiciones de políticas federales. Estas monedas fueron, de hecho, inconvertibles, y al quedar fuera del control del establishment bancario instalado por Martínez de Hoz, este las denominó despectivamente cuasi monedas, las cuales produjeron un incremento inmediato de la actividad económica, con lo cual se incrementó la recaudación fiscal, tal como se muestra en el gráfico de abajo:
La 4ª Causa de inflación es el dinero emitido subrepticiamente (sin respaldo en la riqueza realmente producida) o sea
La creación de crédito de la nada (mediante el uso de la reserva bancaria fraccionaria, multiplicador bancario, o encaje)
El dinero que los bancos inventan de la nada se lo roban al resto de la Sociedad
Los bancos les prestan a los productores el dinero con altos intereses, pero ese dinero es el mismo que depositan sus clientes, a los que les pagan un interés muy inferior al que prestan.
Con eso obtienen grandes diferencias entre los intereses que pagan y los que cobran.
Pero no termina allí su negocio, sino que prestan dinero que no tienen.
Esto pueden hacerlo porque los bancos privados manejan a los bancos centrales que deberían vigilarlos a ellos, es por eso que, entre otras mil prebendas, consiguen que los supervisores los autoricen mantener una cantidad mínima de dinero en su poder, normalmente entre el 10% y el 60% del total de los depósitos de sus clientes, esta reserva se llama encaje bancario, quedando el 40% al 90% restante disponible para efectuar préstamos, En la Argentina del 2003, el encaje era de alrededor del 13%.
O sea que los bancos podían prestar el 87% del dinero que no tienen.
Esto es un sistema complicado, pero funciona así:
Por ejemplo: con un encaje del 20% Juan deposita 10.000 pesos en el banco, el banco guarda en sus cajas (en realidad sólo anota una cifra) 2.000 pesos (el encaje) y presta los otros 8.000 a Pedro.
Pedro lleva sus 8.000 pesos a otro banco que los recibe como depósito, este otro banco guarda en su caja 1.600 pesos y presta el resto, 6.400 pesos, a Antonio, que repite la misma operación.
Cuando se hace la cuenta de todo lo que prestaron los bancos con los 10.000 pesos de Juan, descubrimos que los bancos multiplicaron esta cantidad por tres, pero si el encaje bancario baja al 10 por ciento la cantidad de dinero inexistente que presta un banco es igual a 9 veces el dinero de sus depósitos.
O sea que, si estos préstamos se hacen cobrando un interés diferencial del que pagan del 10%, con un encaje del 10% el banco con un depósito de 10.000 consigue 9.000 pesos de intereses en sólo un año.
El funcionamiento de esta estafa legal que todos los bancos realizan a diario puede comprobarse fácilmente utilizando una planilla de cálculos como Excel, aplicando la fórmula de sumar todas las cantidades que resultan de descontar el porcentaje de encaje a la cantidad prestada sucesivamente, según podemos ver en el siguiente cuadro:
Cantidad de dinero inventado por el banco con un depósito de 10.000 pesos de acuerdo a los distintos encajes.
Encaje de:
10%
11%
15%
20%
25%
30%
50%
Depósito de
$ 10.000
$ 10.000
$ 10.000
$ 10.000
$ 10.000,00
$ 10.000,00
$ 10.000,00
Total de dinero inventado
$ 89.999
$ 80.909
$ 56.666
$ 39.999
$ 29.999
$ 23.333
$ 9.999
Se presta el mismo dinero
9 veces
8 veces
5,7 veces
4 veces
3 veces
2,3 veces
2 veces
Si no se aplicara el multiplicador bancario, esta operación le generaría al banco solamente 1.000 pesos de intereses.
La diferencia entre estas dos sumas es la -invención de dinero de la nada generada por la aplicación del sistema llamado -reserva bancaria fraccionaria o -multiplicador bancario, que vemos que multiplica varias veces los montos obtenidos por el cobro de intereses.
En la Argentina el proceso es más directo y brutal: Si alguien deposita 100 pesos en cualquier banco privado, el banco lo toma todo como encaje, o sea que inmediatamente presta 870 pesos que no tiene (o sea emite 870 pesos, lo cual debería ser una atribución exclusiva del Banco Central).
El estallido de la crisis bancaria del año 2001, se debe a que hicieron esta maniobra con los depósitos en dólares que hicieron sus clientes, y cuando comenzaron los retiros de los depósitos en dólares no pudieron usar el método que usan normalmente para cubrir el desfalco: la emisión de dinero por parte del Banco Central, porque la Reserva Federal no aceptó regalarle los miles de millones de dólares que los bancos habían inventado.
La iniquidad del procedimiento se hace evidente cuando se compara con lo que debe hacer alguien que crea riqueza real.
Suponiendo que los 10.000 pesos que Juan deposita en el banco, son el resultado de una utilidad del 20% del capital invertido para producir algo, Juan tuvo que utilizar un capital de trabajo de 50.000 pesos y llevar a cabo un riesgoso proceso productivo para obtener sus 10.000 pesos.
Mientras el banco con esos 10.000 pesos, con sólo unas mínimas tareas administrativas y sin ningún riesgo pues el capital prestado ha sido puesto a su disposición por sus propios clientes, y obtiene un 90% de beneficios.
Por cada punto de interés adicional, por cada aplicación del interés compuesto y/o por cada renegociación de la deuda, el banco obtiene ganancias adicionales, y en todos los casos vuelve a prestar dinero que no le ingresó realmente.
En otras palabras, como estos préstamos no tienen ninguna riqueza real que los avale (y sólo una mínima parte de los depósitos efectuados por sus clientes) los bancos inventan dinero de la nada, pero ese dinero en realidad sale de los bolsillos del resto de la sociedad, en forma de inflación.
Los intereses también entran en esa categoría.
De esta manera queda distorsionada la función central del dinero, que es la de representar la riqueza existente.
Como estas maniobras monetarias se hacen en todo el mundo, el sistema financiero mundial está funcionando en un plano abstracto, sobre la base de asentamientos contable, pero sin riqueza real de respaldo[10].
La estafa de los Derivados Financieros.
La creación de dinero virtual sin respaldo.
Esta forma de creación de dinero no monetario, es una de las estafas más grandes que se están realizando actualmente.
En el año 2003 realizamos el siguiente análisis, que luego fue refrendado en la realidad 5 años después, con el colapso financiero global, decíamos entonces: -Consideremos el caso del banco JP Morgan Chase Share, (cuyos propietarios también lo son de un gran porcentaje de la Reserva Federal de Estados Unido): Su participación en el mercado de los derivados financieros de acuerdo a la información aparecida en www.ZealLLC.com consiste en el manejo del 59,8% del total de los derivados financieros controlados por 395 bancos norteamericanos, cuyas cifras principales en el año 2001 eran las siguientes:
Valor total de los derivados financieros: 43.922.000 millones de u$s
Valor de los derivados controlados por el JP Morgan-Chase: 26.276.000 mill.u$s
Valor del Producto Bruto Interno de los EEUU: 10.142.000 mill. u$s
Total de dólares en circulación en EEUU:: 7.414.000 mill. u$s
O sea que el JP Morgan-Chase mueve anualmente casi 2,6 veces el total de la riqueza norteamericana real (la reflejada en el PBI) en dinero creado de la nada y emitió bonos por tres veces y media la cantidad de circulante en ese país.
Ahora comparemos estas cifras con los activos (dinero del pasado) que sirven de garantía por las emisiones de estos mismos bancos,
Que entre todos suman:4.886.000 mill. u$s
Activos que tiene el JP Morgan-Chase de este total 615.000 mill. u$s
Esto significa que todo el sistema bancario por cada dólarnorteamericano que tiene como activo o garantía real (apalancamiento), ha emitido como derivados financieros por 9 dólares.
Pero el JP Morgan-Chase ha emitido 626 dólares de derivados por cada dólar que tiene de capital real, mientras los 385 bancos menores que tienen emitidos el 2% del total de los derivados o sea 525.000 millones solamente, tienen garantías por el 51% de todos los derivados, o sea 2,482 billones de dólares, con lo cual cada dólar emitido por los bancos más pequeños tiene un respaldo de 4,70 dólares, un respaldo real casi 3.000 veces mayor que el que brinda el JP Morgan Chase.
Si tomamos en cuenta que el total del PBI de Estados Unidos es de 10,14 billones de dólares, este dinero virtual de derivados financieros, representa la totalidad de la producción norteamericana de cuatro años, o sea 4 PBI de ese país y 6 veces el dinero que se usa en ese país (el M3).
Todas estas inverosímiles cantidades son meras invenciones de dinero de la nada.
Los otros dos bancos que participan de esta maniobra, aunque en una escala algo menor que el JP Morgan Chase, son el Bank of América y el City Bank NA, cuyo patrimonio tampoco cubre las emisiones realizadas.
Este es sólo un ejemplo, existen otros más resonantes como la quiebra de gigantescas empresas especulativas tanto en Inglaterra (el Lloyds de Londres por ejemplo) como en Estados Unidos (el Long Term Investment Fund).
¿Qué significa todo esto? Que el dinero que inventan los bancos de la nada se lo roban al resto de la sociedad y esto, finalmente, resulta en un fuerte proceso destrucción económica y potencialmente generador de procesos inflacionarios.
La 5ª Causa de inflación es la toma de préstamos bancarios por parte del Estado.
Titula el diario Clarín de Buenos Aires, el día 16 de setiembre de 2002 su página sobre Política Internacional.
-América Latina ya pagó casi cinco veces la deuda externa original. Desde 1982 abonó 1,4 billones de dólares. Pero debe aún por intereses casi tres veces la suma inicial
Una banda conducida desde Wall Street, que se asentó en el Banco Central de la República Argentina, logró, entre 1976 y 1981 robarle a la Argentina más de 50.000 millones de dólares confirmando las afirmaciones del profesor Walter Beveraggi que, en 1982, afirmo[11]:
-El caso argentino, donde el saqueo de los estrategas financieros, basados en la –permisividad- de un dócil equipo político- económico, han posibilitado lo que yo llamo el -vaciamiento económico de la Argentina-, estimando que solamente el drenaje de divisas y utilidades correspondientes a las inversiones extranjeras, tipo -golondrina (call o hot money), insumió en los cinco años de gestión de Martínez de Hoz, unos 50.000 millones de dólares. De tal masa de recursos, sustraídos arteramente al país estimamos que a la banda (¡perdón!, a la banca) Rockefeller habrá correspondido un 80 por ciento.
Los argentinos entre 1976 y 1981 sacaron de sus bolsillos 139.000 millones de dólares que fueron a parar a los insondables fondos de la usura internacional, en especial a la banca norteamericana y londinense.
No se puede separar este saqueo de la apropiación de las empresas de servicios públicos en manos del Estado mediante la estrategia llamada privatización, que en realidad esto fue una orgía de corrupción política destinada a desnacionalizar un patrimonio que los pueblos construyeron y pagaron durante generaciones, quedando en manos de verdaderos monopolios rentísticos, que tienen como consecuencia un aumento de precios de los mismos, lo cual es una de las fuentes de generación de inflación.
Una sangría de recursos que finalmente generan más hambre y miseria para todos los argentinos la componen las partidas presupuestarias destinadas al pago de las deudas contraídas con la banca internacional, dinero que no se destina al desarrollo productivo, es decir a generar más riqueza que aumentaría el PBI, y en consecuencia la capacidad para emitir más dinero apoyado en un patrimonio real.
Lo siniestro de la emisión de bonos de deuda gubernamental es que son totalmente innecesarios, pues para satisfacer todas las necesidades del gobierno no se necesita nada más que emitir dinero.
A este respecto Erza Pound decía: -Decir que un gobierno no tiene dinero para cumplir con sus fines, es lo mismo que decir que un ingeniero no puede hacer un camino porque no tiene kilómetros.
La 6ª Causa de inflación consiste en el aumento de precios en bienes masivos.
Ya hemos visto que el consumo es un componente imprescindible en la creación de riqueza, por lo tanto este debe fomentarse en su calidad y variedad para mantener la maquinaria económica funcionando.
En el caso de Argentina y de Suramérica en general, la cantidad de necesidades reales insatisfechas es tan grande que por muchos años se puede incrementar el consumo sin caer en las práctica perversas de la obsolescencia planificada, ni de los consumos suntuarios propios de los mercados denominados como Premium, que se han desarrollado para proveer de productos de status para aquellos que acumularon la enorme riqueza[12] que debería haber sido distribuida entre el resto de la población.
La producción de bienes y servicios debe orientarse hacia estos gigantescos mercados masivos con el doble propósito de dar trabajo bien remunerado a los trabajadores (para que tengan capacidad de consumo) y de incrementar la calidad y las prestaciones de los productos de manera de satisfacer reales necesidades de las personas y las familias que deben tener una vida sana, satisfactoria y sin deudas.
Sin una atinada acción estatal, este fomento de la producción y el consumo, aún si se hubiera puesto bajo control a las cinco causas mencionadas anteriormente, se puede crear una psicosis inflacionaria, donde todo el mundo aumenta los precios, aunque ganen mucho.
Dos motivaciones básicas generan esta actitud:
Por una parte porque el hambre viene comiendo y cuando empiezan a despegar económicamente, quieren cada vez más, y por otra por el temor, de que cuando vuelvan a tener que comprar van a necesitar más dinero que el que les costó lo que ya tienen, por eso “se cubren” aumentando los precios.
Esta forma de proceder es propia del comercio minorista, pero la psicosis inflacionaria se cortaría inmediatamente si los Grupos Formadores de Precios mantuvieran sus precios, pues su importancia en el mundo comercial supera a la del conjunto de los comerciantes menores.
Como los precios no los determina el mercado [13]o sea los consumidores y usuarios, sino las organizaciones denominadas como formadoras de precios.
Para controlar la inflación generada por un aumento de precios que no se base en las cinco primeras causas ya mencionadas, debemos controlar a los Formadores de Precios.
Estos se pueden dividir en cuatro grandes grupos, partiendo desde los que ponen en contacto con los consumidores hasta los proveedores de insumos básicos:
· Las cadenas de supermercados y las empresas inmobiliarias.
· Los mercados mayoristas (abastecen a las cadenas de supermercados y comercios) y las empresas constructoras (que necesitan el crédito bancario para construir).
· Las empresas proveedoras de servicios públicos y los fabricantes de productos de consumo masivo (los productos premium no inciden en la inflación siempre que no contagien a los de categoría normal).
· Los proveedores de insumos básicos, en especial aquellos que se importan.
Cada uno de estos escalones de la cadena de precios requiere un sistema de control diferente, a saber:
· La totalidad de las cadenas de supermercados deben ser controlados por empresas estatales o por proveedurías de organizaciones comunitarias, tales como sindicatos, organizaciones barriales o movimientos sociales, todas abiertas al público en general y con la totalidad de sus precios sistemáticamente publicados en Internet.
La mafia inmobiliaria debe ser fuertemente regulada pues no es posible que un sector de la economía se encuentre dolarizado por decisión de un grupo de especuladores que no producen nada, no financian nada y se llevan enormes beneficios que son sistemáticamente escamoteados al control fiscal.
Este cambio no será posible mientras el déficit de viviendas y de locales comerciales y profesionales sea enorme como en la actualidad, con lo cual primero el Estado debe construir una gran oferta de viviendas sea para que la población las compre o las alquile. y esta oferta debe igualarse al crecimiento de la población y a los procesos de obsolescencia de las construcciones.[14]
Cuanto más grandes sean las ciudades, y cuanto más concentradas se encuentren las fuentes de trabajo, más difícil es controlar los procesos inflacionarios, pues la opinión real de los consumidores no es tomada en cuenta, sino que es fácilmente manipulada por las estructuras de marketing y por la publicidad en medios masivos.
· El siguiente nivel, el de los mercados mayoristas, como las bolsas de cereales, los mercados de animales y los de productos frutihortícolas, la producción de acero o cemento, petroquímica, etc., deben colocarse en manos exclusivas de empresas estatales, con procedimientos claramente definidos y controlados para preservar los recursos y el hábitat de los mismos.
Existe una tendencia perversa a agotar un recurso cuando este genera grandes beneficios, que sólo puede controlarse de estos grandes centros de compras, por eso la restricción de las compras es un instrumento válido, y si participar en el mercado negro puede significar una pérdida de control de la inflación, es necesario establecer penalidades que impidan a los atrevidos a repetir la experiencia (aunque a veces el mercado negro permite controlar ciertas tensiones generadas por la administración burocrática del Estado).
· La privatización de los monopolios proveedores de servicios públicos no ha traído ventaja alguna a la población, la calidad no ha mejorado, los precios se han disparado y afectado a toda la economía, pues los servicios públicos también son un insumo para los productores, lo mismo que los sistemas de transportes, que también deben ser estatizados, y basta mencionar lo que ha sucedido con los ferrocarriles argentinos para evaluar la magnitud del desastre que significó su destrucción y su entrega a manos privadas.
· La extranjerización de las empresas de productos de consumo masivo tampoco ha traído beneficios para el Pueblo y la Nación Argentina, no ha traído modernización alguna que no hubiera sido posible realizar por las empresas nacionales, ha disminuido la demanda de trabajadores pues solamente cuando les resulta más económico producir aquí que importar lo hacen, y las inversiones para crecer o modernizarse no existen pues los beneficios se giran a las matrices en el extranjero.
Para controlar a este sector se deben tomar dos medidas básicas:
Todos los productos deben salir de fábrica con su precio de venta al público marcado en forma indeleble y notable, además de que estos precios deben ser publicados en Internet con todas sus características para que se puedan comparar precios y calidades antes de comprar.
Se debe impedir que las empresas de consumo masivo caigan en manos de extranjeros con el simple procedimiento de aumentar en forma muy importante los impuestos que deben pagar con respecto a las empresas de capitales y directivos nacionales, de manera que sea imposible que puedan girar sus beneficios al extranjero o invertir en tecnología que deje fuera del mercado a las empresas nacionales.
· La cadena de precios comienza por los insumos.
Por ejemplo, el precio del algodón y de las anilinas establece una base de precios de la industria textil, y las condiciones meteorológicas pueden afectar seriamente la oferta alimentaria.
Por lo tanto el Estado debe tener un sistema de planeamiento, monitoreo y previsión para compensar estas disparidades de la oferta.
En todos los casos, la inversión directa del Estado o la inducida para la actividad privada debe privilegiar la política de sustitución de importaciones, tendiendo a disponer de todas las industrias básicas y de alta tecnología necesarias para limitar al mínimo las importaciones.
Al mismo tiempo deben limitar las exportaciones cuando estas afecten el medio ambiente, el consumo nacional, a la cantidad de productos en stock o la pérdida de control de las divisas.
Para lograr este cometido, que debe ser aplicado rigurosamente, se debe dotar al Estado de recursos eficaces, tales como estructuras de planeamiento y de control con adecuación tecnológica y capacitación humana.
La 7ª Causa de inflación es la carga de impuestos en la masa de población más pobre.
En las sociedades como la nuestra, en las cuales, el 10 o 20% de la población es la que disfruta del 80 de los ingresos y la riqueza.
Y eso les ha dado suficiente poder para, influir en los estratos políticos, que legislaron para que paguen prácticamente los mismos impuestos que los más pobres.
Ponen por excusa para esta inequidad que los ricos pagan el mismo impuesto al valor agregado (IVA) que los otros, pero resulta que los productos cotidianos gravados con IVA son el 70% del consumo total de los pobres y menos del 5% del consumo de la clase media alta, y no llega a ser ni siquiera el 0,05% de los gastos de los realmente ricos.
Como el impuesto a las ganancias se elude normalmente, pues los contadores han inventado mil argucias para ello, es necesario crear un sistema impositivo por el cual el 90% de los impuestos los paguen el 10% más rico y el 10% restante salga de la clase media alta, y los demás grupos sociales no paguen absolutamente nada para mantener al Estado, pues este puede emitir todo el dinero necesario para satisfacer sus necesidades.
Por lo tanto una política impositiva eficaz debe servir básicamente para lograr la equidad social.
El famoso derrame de la copa hacia abajo” no se va a producir porque los ricos decidan por su cuenta ser menos ricos para que los pobres sean menos pobres.
Eso no existe.
Por lo tanto, el Estado, mediante su política impositiva debe producir ese cacareado derrame, sangrando impositivamente a los ricos, gravando sus propiedades, sus gastos suntuarios, sus rentas y beneficios extraordinarios, sus herencias y sus actividades pomposas.
Al mismo tiempo debe dotar a la mayoría de la población de recursos para incrementar su calidad de vida, con centros comunitarios, espectáculos gratuitos, mantenimiento de la salud, educación de calidad y diversidad creciente, viviendas adecuadas con el equipamiento necesario, sistemas de transportes eficientes, vacaciones, etc.
En esto consistiría un derrame real de los más ricos hacia los más pobres.
Esperamos con este aporte haber descubierto que el fantasma de la inflación no es un misterio insondable e incognoscible, sino un conjunto de actividades que se generan para el beneficio de unos pocos y el malestar de todos.
NOTAS:
[1] Titulo del último libro de Mauricio Prelooker †.
[2] Para mayor información pueden consultar mi libro Dinero para la vida – Cómo salir de la trampa neoliberal, en: http://www.scribd.com/doc/20441465/Dinero-Para-La-Vida
[3] Estos se incrementaron extraordinariamente desde que se produjo la Apertura de la Economía en la época de Martínez de Hoz y Zinn, personaje que propuso en un libro que el peronismo debería ser destruido desde adentro.
[4] Por ejemplo las empresas automotrices o las productoras de alimentos extranjerizadas
[5] El auge actual de la construcción proviene de los beneficios extraordinarios del campo, cuyos dueños argentinos deciden ahorrar en ladrillos, después que ya fueran robados por los bancos en el 2001.
[6] Ver diario La Nación del 1º de diciembre de 2009
[7] En su libro “Teoría Cualitativa de la Moneda”. [8] La expulsión de los mercaderes del Templo y la indicación en el templo de devolver el dinero al opresor, dijo señalando la moneda romana: “Dad al César lo que es del César”.
[9] http://waltermooreargentino.blogspot.com/2009/10/si-el-banco-central-fuera-nuestro-todos.html
[10] En menos de 30 días, los especuladores en monedas mueven el total del PBI mundial, unos 60 billones de dólares, sin que nadie pueda controlarlos.
[11] Pag. 107, de su libro Teoría cualitativa de la Moneda.
[12] La quiebra del delirante proyecto Premium de Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, marca los límites de esa política destinada a satisfacer los caprichos de los súper ricos.
[13] Mauricio Prelooker decía que “La única mano invisible que conocía es la que se mete en el bolsillo para robarlo”.
[14] Esta oferta debe igualarse al crecimiento de la población y a los procesos de obsolescencia de las construcciones.