Nº 14– Buenos Aires, 14 de julio de 2009
Índice:
Declaración de la Corriente Causa Popular sobre los cambios ocurridos en el gabinete nacional.
La Renta Sojera por Federico Bernal
Quieren ahogar y tumbar al gobierno por Norberto Alayón
Condena al golpe de estado en Honduras
Un gobierno en la encrucijada por Enrique Lacolla
Chile: Demencial armamentismo por Pedro Godoy
Comentario del libro: Historia Crítica del Movimiento Estudiantil de Córdoba (Tomo III) de Roberto Ferrero por Julio Fernández Baraibar
Qué pasó el 28 de junio
CORRIENTE CAUSA POPULAR
En la senda de Manuel Ugarte, Arturo Jauretche, Jorge Abelardo Ramos y Juan D. Perón
Ante los cambios producidos en el gabinete nacional y la convocatoria al conjunto del país anunciada por la presidenta Cristina Fernández, la Corriente Causa Popular sostiene:
1. Contrariamente a lo que pretenden dejar establecido los partidos y políticos de la oposición, junto a los grandes medios nacionales y extranjeros –convertidos en ideólogos y estrategas de aquellos-, el resultado electoral del 28 de junio no puede ser asumido por ningún político ni partido de la oposición, ya que lo que caracteriza a esas fuerzas es su intensa atomización, la ausencia de un programa que exprese sus vagos acuerdos y una fuerte lucha interna para reacomodarse en la nueva situación. Tanto de Narváez, a quien el conjunto del PJ, intenta aislar y reducir su influencia, como la señora Carrió, convertida en la principal amenaza a su propio partido y cuya bancada en Senadores se dividió como consecuencia del resultado electoral, no tienen fuerza social, capacidad de liderazgo ni espaldas para hacerse cargo de los resultados del 28 de junio. Los radicales constituyen un conjunto de dirigentes electoraleros sin programa, enfrentados y celosos del espacio alcanzado por sus correligionarios, donde lo que prima es la desconfianza y el resquemor. Y el propio PJ, convertido nuevamente en una liga de gobernadores, se debate entre las procacidades de Luis Barrionuevo y el intento de Duhalde de reocupar el espacio perdido. Los días posteriores a los comicios dejaron la sensación de que la tan mentada derrota del gobierno había sido realizada por nadie. Nadie está en condiciones de asumir el resultado del 28 de junio, a excepción del gobierno que con el discurso presidencial ha retomado la iniciativa política y con el recambio de gabinete ha generado nuevas expectativas en los sectores de la sociedad que le son adversos.
2. Celebramos con entusiasmo los cambios realizados en el gabinete nacional y otras instituciones públicas porque revelan por parte de la presidenta de la República la voluntad de continuar y profundizar el rumbo de su política, efectuando las correcciones necesarias que garanticen dicho objetivo.
3. El nombramiento del diputado nacional Jorge Coscia en la Secretaría de Cultura de la Nación implica un fuerte golpe de timón en un espacio que tuvo una opaca e insulsa gestión. Decíamos en el documento “Qué pasó el 28 de Junio” que era necesario en el área de Cultura “crear un equipo amplio e incluyente bajo una conducción nacional y popular probada y reconocida”, que pusiera en marcha una “lucha por la recuperación en la conciencia ciudadana de los valores, significados y tradiciones del movimiento nacional y latinoamericano”. Tenemos confianza, por sus antecedentes y coherencia política, en que la gestión de Jorge Coscia será capaz de enfrentar con éxito este desafío, que constituye una materia pendiente en el gobierno nacional y popular de Cristina Fernández.
4. El doctor Aníbal Fernández ha demostrado ser uno de los principales y más decididos voceros del gobierno. Con cortesía, con inteligencia y una visión nacional, ha superado todas las provocaciones que le ha lanzado el periodismo del establishment. Su nombramiento en la Jefatura de Gabinete cubrirá un flanco que la anterior gestión, políticamente débil, dejó muchas veces sin protección.
5. Conocemos del nuevo ministro de Economía Amado Boudou su excelente gestión al frente del ANSES. Resultan sintomáticos los ataques simétricos a su nombramiento desde la derecha liberal y el progresismo vocinglero. Si los primeros le imputan su falta de reconocimiento en los medios empresariales y financieros -es decir su no pertenencia a la rosca oligárquica-, los segundos lo acusan por su paso como alumno por el CEMA. Queda claro, sin embargo, que, como ha sido característica en los gobiernos kirchneristas, las decisiones últimas y los objetivos estratégicos en materia de política económica, continuarán siendo de resorte exclusivo de la presidencia de la República.
El intento por parte de los grandes medios de maniatar a Cristina Fernández e imponerle una política antinacional parece haber fracasado. Hay voluntad de continuar la pelea por el excedente de la producción nacional para ponerlo al servicio de la reindustrialización y la justicia social. Y en esa voluntad el gobierno se reencuentra con todos los argentinos de bien, patriotas y justos, que anhelan la misma independencia y dignidad nacionales que desplegamos en 1810.
Buenos Aires, 13 de julio de 2009.
Mesa Nacional Corriente Causa Popular:
Federico Bernal (Gran Bs. As.) , Roberto Ferrero (Córdoba) , Eduardo Fossati (Capital Federal), Marta Gorsky (Gral. Roca-Río Negro), Julio Fernández Baraibar (Capital Federal), Luis Gargiulo (Necochea-Buenos Aires), Juan Osorio (Gran Buenos Aires), Rafael Bernal Castro (Gran Buenos Aires), Liliana Chourrout (Gran Buenos Aires), Alfredo Cafferata (Mendoza), Elio Noé Salcedo (San Juan), Ricardo Bernal (Gran Buenos Aires) , Eduardo Rotundo (Capital Federal), Ricardo Vallejos (Zárate-Buenos Aires), Cacho Lezcano (Gran Buenos Aires), Luis Jaimovich (San Miguel de Tucumán-Tucumán), Ricardo Franchini (Alta Gracia-Córdoba), Rolando Mermet (Capital Federal), Horacio Cesarini (Gran Buenos Aires).
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La renta sojera por Federico Bernal
Producto de la sojización progresiva del área sembrada total, la renta estratégica para la profundización de la industrialización es hoy la renta sojera. La experiencia del café para impulsar ese proceso en Brasil.
¿Cuáles son las causas de una Argentina subdesarrollada? La continuidad de una superestructura económica y cultural que le permite a una clase minoritaria apropiarse del excedente del trabajo social y la renta estratégica del país. ¿Y cuál es esa renta? ¿Es la petrolera, como en Venezuela? ¿Es la cuprífera, como en Chile, o la aurífera, como en el Perú? ¿Tal vez la gasífera y la minera, como en Bolivia? No, es la renta agraria, la única que, a diferencia de las anteriores, cumple con el doble atributo que toda renta estratégica debe tener para abatir las verdaderas causas del subdesarrollo en un país periférico.
El primer atributo, su valor cuantitativo: la mayúscula generación de capital aportada por el agro en relación con otros sectores primarios. Por ejemplo y según datos del Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina, el valor de la producción de cereales y oleaginosas para la campaña 2007/08 fue de 70.845 millones de pesos o 19.147 millones de dólares. Las exportaciones de aceites de soja y girasol, pellets de soja y harina de trigo totalizaron unos 11.602 millones de dólares en lo que va de esta campaña.
El segundo atributo, el cualitativo: constituye el sostén y la fuente de poder del histórico y tradicional frente oligárquico-burgués del país. Un frente cuya supervivencia se cimenta justamente en la apropiación de esa renta agraria, apropiación que además conlleva:
1) la eliminación progresiva de los agricultores familiares y de los pequeños y medianos productores;
2) la intensificación del latifundismo y la concentración de la tierra;
3) la baja productividad del sector; y 4) la explotación del trabajador rural.
A los atributos cuantitativo y cualitativo, habría que agregarles un tercero, consecuencia de la mal denominada “federalización” de recursos legada del menemismo: la renta agraria es la única que aún no ha sido provincializada en términos jurídicos, razón por la cual su apropiación, redistribución y federalización (federalismo contrario al esgrimido por la Mesa de Enlace) presenta menores escollos de los que generaría la nacionalización de las rentas minera e hidrocarburífera.
En razón de lo expuesto y dado el carácter aún primario de la economía nacional, la viabilidad de cualquier proyecto de industrialización en un contexto social inclusivo deberá cimentarse –por algunos años y de acuerdo con el grado de diversificación y modernización que vaya adquiriendo el aparato productivo– no sólo en la transferencia de esta renta al sector industrial (fundamentalmente orientado a las pymes, a la diversificación del tejido industrial y a la constante mejora de los asalariados) sino además en el aumento exponencial de su valor cuantitativo (procurando la dessojización paulatina).
De lo anterior se desprende que, no obstante el antagonismo entre los dos modelos de acumulación posibles en la Argentina, ambos se sustentan en igual recurso: la renta agraria. El modelo agroexportador, basado en la explotación de las ventajas comparativas primarias del país, la precisa para subsistir; el modelo industrialista, con inclusión social para terminar de germinar y afianzarse.
Ahora bien, visto que la soja aportó un 58 por ciento del valor de la producción total para la campaña 2007/08 (un 70 por ciento para lo que va de la campaña 2008/09), visto que las exportaciones de porotos, pellets y aceite de soja alcanzan unos 13.800 millones de dólares (79 por ciento del valor de las exportaciones totales en lo que va de la campaña 2008/09); comprobado asimismo el nivel de concentración de su producción en tan pocas y poderosas manos (cerca del 3 por ciento de los productores cuentan con aproximadamente un 30 por ciento de la cosecha), puede afirmarse entonces que producto de la sojización progresiva del área sembrada total, la renta estratégica al verdadero progreso argentino es hoy la renta sojera. En otras palabras, de la misma manera que el café hizo a la industrialización en Brasil (sobre todo a partir de 1930), que el tándem trigo-maíz hizo al fortalecimiento del peronismo entre el 1945-1952, o que el petróleo hace hoy a la industrialización en Venezuela, la soja (la renta agraria en su conjunto) hace al éxito de un nuevo modelo de acumulación en la Argentina, generando e implantando las condiciones objetivas para el desarrollo industrial con justicia.
(Nota publicada en el Diario "Página 12". Buenos Aires, domingo 12 de julio de 2009, Suplemento Cash)
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QUIEREN AHOGAR Y TUMBAR AL GOBIERNO por Norberto Alayón
“No le vamos a dar ni un minuto de respiro” al Gobierno, expresó un diputado del partido Unión PRO, según crónicas periodísticas del 8 de julio. Según la prensa, la expresión “se refería a la decisión del amplio arco antikirchnerista de impulsar una sesión especial en la Cámara baja, con el objetivo de impulsar una serie de temas, con la baja de las retenciones al agro como bandera”.
¿Será una mera y casual expresión altisonante de un legislador desbocado, embravecido, o embebido ante el reciente resultado favorable de las elecciones? ¿Por qué no quieren que el Gobierno respire?
¿Será éste el modo de mantener y preservar la estabilidad institucional y democrática, que los distintos líderes opositores, previo al acto electoral, se empeñaban en resaltar que defenderían a ultranza?
¿Y las reiteradas invocaciones propagandísticas de la oposición que mencionaban que era necesario el “consenso” entre los distintos actores y sectores, que había que desterrar el “estilo violento, confrontativo y agresivo” del Gobierno, convocando a una especie de “paz vacía”, negadora del conflicto?
Y si el lenguaje pre-electoral edulcorado, vacío, a veces de tinte beatífico, con una apariencia (sólo apariencia) inodora, incolora e insípida, constituía la “propuesta superadora”, ¿por qué a tan pocos días de las elecciones se le quiere quitar el aire al Gobierno, rescatando y llevando a cabo un accionar que propone el conflicto, a partir del intento de “cortarle la respiración” al adversario?
Hechas estas primeras preguntas, aparentemente cándidas, vayamos al grano.
En primer lugar, resulta obvio que ese diputado de Unión PRO no se extralimitó en las palabras y que sólo verbalizó lo que, antes y después de las elecciones, representa el pensamiento genuino de los sectores de poder más concentrado, que vieron afectados sus intereses (en lo económico, en lo ideológico, en lo cultural, en lo religioso, etc.)
El conflicto, y mucho más en la arena política, es inherente al comportamiento de los hombres, en la defensa y lucha por los intereses no idénticos que todos tenemos o representamos. El conflicto de intereses siempre existe, aún para los que aparentan no creer en los conflictos y hablan huecamente del “consenso”, para disimular sus propios intereses.
El gobierno actual, a pesar de sus objetivas limitaciones y debilidades, a pesar de sus vacilaciones y claudicaciones, algo habrá hecho para que el agitado agrupamiento de los sectores conservadores de la sociedad no lo quiera “dejar respirar”. No lo están atacando por las cosas que hace mal o que deja de hacer. Lo están atacando precisamente por aquellas cosas (insuficientes) que hizo bien.
Y buscan debilitarlo para que no siga avanzando en la defensa de los intereses del conjunto de la sociedad. Si lo ahogan, si lo acorralan, si minan su poder, les será más fácil entonces imponer y preservar sus intereses particulares, ajenos a las mayorías populares.
La oligarquía, que a partir de sus inconmensurables ganancias fue construyendo un típico comportamiento parasitario, y la alta burguesía, que se apropió también de un estilo prebendario y de poco riesgo, tienen una muy clara conciencia de sus intereses de clase. Y actúan firmemente, sin vacilaciones, con todos los recursos materiales y simbólicos, cuando algún gobierno osa siquiera rozar sus cuantiosas y frecuentemente mal habidas ganancias.
Y estos sectores no se sienten cómodos con el funcionamiento democrático -aún débil, imperfecto y vacilante- y mucho menos con los proyectos populistas. Basta observar el apoyo y participación directa de muchos de sus representantes en las dictaduras de 1966 y 1976. La Sociedad Rural Argentina registra una trayectoria impecable y coherente en ese sentido; y hoy también constituye un ariete significativo en las tendencias destituyentes. Funcionarios de las dos últimas dictaduras, hoy continúan su activa y relevante participación en el partido Unión PRO, que suele presentarse como impulsor de la “nueva política”. En el campo del periodismo político o directamente de la política, expresada a través del accionar periodístico, Mariano Grondona refleja un caso paradigmático, altamente eficaz y representativo de esos intereses. En el terreno de los medios de comunicación, y en particular de los diarios, el tradicional matutino La Nación, es una oda histórica sin grietas.
Hoy, la anulada Resolución 125 y la firme avanzada por la reducción de las retenciones, apunta a dos objetivos claves: el primero, como siempre, es preservar las mayores tasas de ganancia de los sectores económicos altamente concentrados, que no dudan –por su propio interés de clase- en ningún momento, en la defensa de un país para pocos, lo cual ya contiene en sí mismo, una clara perspectiva antidemocrática. Y el segundo, que se desprende automáticamente del primero, es escamotear recursos para una distribución más equitativa de la riqueza nacional, lo cual le quitaría oxígeno al Gobierno, aumentando su debilidad y arrinconándolo cada vez más hacia el retroceso y empujándolo hacia el precipicio.
El diputado del partido Unión PRO no hace más que decir la cruda y cruel verdad. No quieren que un proyecto distinto, aún balbuceante y contradictorio, “respire” y prospere. Lo quieren ahogar, y si logran que quede exhausto y con mínima respiración, tendrán las mejores posibilidades para derrotarlo y enterrarlo.
Desde adentro y desde afuera del Gobierno, convendrá visualizar claramente esta dura encrucijada, que requerirá detectar, utilizar y liberar las mejores fuerzas, en todos los campos, para profundizar la construcción de una sociedad más justa, con empleo y sin pobreza, con salud y educación para todos.
Con “aire” solamente el Gobierno no podrá garantizar estos objetivos; pero si no lo dejan respirar terminarán tumbándolo, y si ello desgraciadamente llegara a acontecer, por el principal accionar de los sectores conservadores y de los aliados objetivos, pero también por la inacción o la ceguera de los gobernantes, no perderá sólo el kirchnerismo, perderá el país todo.
Profesor Titular Regular y Ex Vicedecanode la Facultad de Ciencias Sociales-UBA
(Nota publicada en el Diario "Página 12". Buenos Aires, sábado 11 de julio de 2009, página 6)
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CONDENA AL GOLPE DE ESTADO EN HONDURAS
Necochea, 4 de julio de 2009
Ante los acontecimientos que está viviendo el pueblo de Honduras, y que afectan a todos los pueblos latinoamericanos caribeños y del mundo, los abajo firmantes declaramos que:
Repudiamos el Golpe de Estado oligárquico y fascista llevado a cabo contra el Presidente Manuel Zelaya, como así también cualquier intento de golpe militar o civil que atente contra la democracia y la legitimidad de los gobiernos constitucionales de Latinoamérica y el mundo.
Desconocemos al gobierno de facto de la oligarquía hondureña, al que caracterizamos como una Dictadura.
Declaramos nuestro reconocimiento y solidaridad activa con el legítimo Presidente de la República de Honduras, Manuel Zelaya.
Exigimos la libertad de todos los dirigentes populares detenidos y hacemos responsable al gobierno de facto sobre la vida e integridad física de todos los ciudadanos y ciudadanas hondureñas que se encuentran manifestando en las calles para exigir el retorno de la democracia.
Respaldamos las gestiones de los presidentes del ALBA, de todos los espacios internacionales que se han pronunciado contra el Golpe de Estado y las gestiones personales de nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien junto a otros mandatarios latinoamericanos acompañará el retorno a Honduras de su legal Presidente y hasta lograr la restitución incondicional del Presidente Manuel Zelaya en la República de Honduras.
Apoyamos la autodeterminación del Pueblo Hondureño respecto al plebiscito para la formación de la Asamblea Constituyente en pos de una reforma constitucional integral, popular, progresista e inclusiva. Atrás han quedado las décadas del terror que impusieron a los pueblos latinoamericanos los gobiernos militares con sus dictaduras. A ellas no volveremos jamás.
Firmantes: JP Evita (en el FpV) - Nuevo Encuentro - Frente Justicialista para la Victoria – Corriente Causa Popular - Socialismo Bonaerense (en el FpV) - Comisión por la Memoria Militante - Carta Abierta de Necochea
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Un gobierno en la encrucijada por Enrique Lacolla
¿Consensuar o afirmar? El gobierno de Cristina Kirchner se moverá, de aquí en adelante, en torno de este dilema.
Las elecciones legislativas del 28 de Junio han puesto de manifiesto un corrimiento a la derecha de importantes sectores de la sociedad argentina. Entre las principales razones que lo explican figura la torpeza del gobierno para definir, comunicar y concretar una plataforma, su incapacidad para profundizar el modelo de cambio que lanzó en el 2003 y la fragilidad de una opinión muy susceptible de ser captada por el discurso de unos medios que en su inmensa mayoría han pasado a ser parte integrante del establishment que ha deformado la Argentina a lo largo de un siglo y medio, con unos pocos interludios en los cuales algunos gobiernos populares intentaron revertir la corriente. Estos intervalos, sin embargo, estuvieron caracterizados por la falta de voluntad para tocar los fundamentos del poder ruralizante que los enfrentaba. Esa timidez les costó la vida.
La cuestión pasa ahora por saber si la presidente Cristina Fernández y su virtual cogobernante, Néstor Kirchner, sacan las cuentas de este revés electoral y definen una política que no se reduzca a la componenda con el enemigo para llegar con mayor o menor tranquilidad hasta el fin de su mandato, sino que se vincule a una articulación mucho más vigorosa de las políticas que hasta ahora han insinuado. Los primeros síntomas son ambivalentes. La necesaria búsqueda de un consenso con la oposición, que reclamó la Presidenta en Tucumán a través de su llamado a constituir una mesa de diálogo, es una proposición prudente. La cuestión es cuánto y de qué manera se pueden acordar los pareceres para la definición de un modelo de país entre dos proyectos claramente contrapuestos. Por otra parte, en la conferencia de prensa que siguió a la derrota, hubo el ofrecimiento de una rama de olivo a Pino Solanas y a Martín Sabatella y, poco después, un rediseño del gabinete en la cual se perciben señales de pertinacia en el rumbo adoptado desde el comienzo de la gestión de Cristina, lo que significaría que el gobierno está dispuesto a afirmarse en torno de algunos temas claves.
La transversalidad fue un dato inicial de la gestión Kirchner, que pareció en un primer momento adoptar la tendencia de formar un “frente amplio” para mejor gestionar su tarea. El problema consistió en que esa apertura de campo no buscó los acompañamientos más sustantivos para potenciarse. Luego esa tendencia se revirtió en un repliegue a las filas del justicialismo, ámbito no muy favorable para activar una política de cambio si esta no es vigorosamente propulsada desde la cúpula.
Las iniciativas más avanzadas de la gestión del matrimonio presidencial –recuperación de los fondos jubilatorios apropiados por las AFJP y renacionalización de Aerolíneas- no alcanzaron, como es obvio, para propulsar una política de crecimiento estructural. Esta sólo puede ser determinada por la afectación de las áreas decisivas en las que se funda el poder de la oligarquía agroempresaria: el área fiscal, con una reforma tributaria que favorezca una distribución más equitativa de la renta y potencie al Estado para llevar adelante un programa de industrialización sistemático; y el ámbito financiero, donde hay que acotar la fuga de capitales en que se ha especializado la Citi porteña. ¿Lo hará el gobierno, después de seis años de patear el problema hacia delante?
Un primer intento de empezar a nadar en esas aguas fue la resolución 125, que gravaba la renta descomunal derivada de la explotación de la soja y que podía también, por ese camino, inducir a un aprovechamiento más racional del campo. Instrumentada sin habilidad, es sabido como terminó ese episodio: en la rebelión agraria, en el estado de subversión que implicaron los cortes de ruta y en la fractura del PJ, que tiene importantes fuerzas vinculadas al sector campestre. La guinda que coronó el postre fue el desempate en el Senado de la Nación por obra de Julio Cobos, quien violó la lealtad implícita que el vicepresidente de la Nación debe al primer mandatario y que ha hecho de ese acto de traición la plataforma para su eventual candidatura a la presidencia en el 2011.
El establishment, en cuanto se sintió afectado así sea forma parcial en sus intereses fundamentales, reaccionó con enorme dureza y con una campaña de prensa de una virulencia inusitada, frente a la cual resaltó la indefensión del gobierno en esta materia.
La torpeza con que el gobierno enfrentó estos desafíos ayudó a llevarlo al impasse en que hoy se encuentra. Impasse, sin embargo, que no tiene porqué ser un callejón sin salida. Es tarde, desde luego. Después de cuatro años de crecimiento a tasas chinas se hace más difícil revertir la situación en el cuadro de una crisis mundial. Pero la absoluta carencia de respuestas de parte de la oposición a los problemas del país, su fragmentación y su estupidez fundamentalista, que no tiene otro discurso que el del endeudamiento externo y el retorno a las políticas de los ’90, la hacen en buena medida impresentable. Su triunfo en los próximos comicios sólo podría poner al país al borde del caos y es de suponer que gran parte de la opinión argentina, más allá de la irritación que puede causarle el estilo Kirchner, va a ser capaz de discernir lo que está en juego.
A una parte de esa opinión llamó la Presidenta en un primer momento, cuando citó al Proyecto Sur y a Martín Sabatella. La acogida que encontró en el referente partidario que se presume debería ser el más próximo al actual gobierno, el Proyecto Sur, de Pino Solanas, no fue muy alentadora. El cineasta parece engolosinado con el 24 por ciento de los votos que obtuvo en la Capital Federal, performance muy meritoria en sí misma, pero que alcanza apenas a completar un dos por ciento a escala nacional. Su respuesta a la invitación de la Presidenta rondó la soberbia, imponiéndole condiciones que desde luego no pueden ser acogidas sin perder la faz y, sobre todo, sin ceder a un ultimátum que ningún Ejecutivo que se respete puede aceptar. No es que esas condiciones sean en sí mismas malas, al contrario; pero la única manera de llevarlas adelante es un diálogo en el que se conserve la dignidad de los interlocutores.
El rediseño del gabinete anunciado esta semana tiene puntas interesantes, que marcan, probablemente, un esquema que esperamos sea más agresivo en torno a la comunicación y en el rubro económico. La designación de Amado Boudou en Economía y la de Aníbal Fernández como jefe de gabinete son, a nuestro entender, oportunas, toda vez que Boudou genera resistencias entre los voceros del sector más concentrado de la economía, el que debería ser directamente afectado por un real proyecto de cambio. En cuanto a Aníbal Fernández es dueño de un estilo directo y que no elude la confrontación cuando es necesario, cosa que molesta sobremanera a los mentores periodísticos de la opinión pública, que prefieren el ataque lateral y referido a aspectos superficiales de la problemática argentina, a la discusión de sus temas centrales. Esto es, la distribución de la renta y el paso de un modelo predominantemente agrario a otro que combine al primero con una industrialización acelerada del país. La democracia pasa en última instancia por la definición de estos rumbos y, por lo tanto, por un proyecto geoestratégico para la Argentina que tome en cuenta los datos que le marcan su historia y su inserción continental.
Parte esencial de esta batalla es la revolución cultural que el país se debe a sí mismo. El nombramiento de Jorge Coscia al frente de la secretaría de Cultura de la Nación es un paso positivo en este sentido, pues este otro cineasta deviene de un venero de ideas que nunca pudo configurarse como un partido eficiente, pero que ha influido profundamente en el desvelamiento de los datos principales de nuestra realidad económica y cultural. La izquierda nacional está íntimamente vinculada a los fundadores del pensamiento argentino moderno, agrupados en su momento en FORJA (Frente de Orientación Radical para la joven Argentina), y ha sido un elemento fecundante para las clases medias, favoreciendo su adaptación a las coordenadas reales de nuestra sociedad y, por ende, para su nacionalización progresiva.
Hay muchas cosas en la bandeja. Hay la posibilidad de un consenso blando, que simplemente aceite la permanencia del actual gobierno hasta el fin de su mandato, y hay también la posibilidad de buscar consensos sustentados sobre bases firmes, que no especulen con la mera supervivencia y que por el contrario busquen prolongarse en el tiempo a través de la profundización, democratización, higienización y afirmación de un proyecto hasta ahora soterrado por el oportunismo. La anunciada reforma política y las internas abiertas podrían contribuir a esto, así como la apertura a las opciones de una democracia directa.
En fin, quien viva, verá. (www.enriquelacolla.com)
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Estimados amigos y cumpas:
Reenvío esta nota del Prof. Pedro Godoy. Para quienes no lo conocen se trata de un hombre unido desde Chile a esa trama conocida como la Izquierda Nacional latinoamericana, corriente político-ideológica cuyo faro principal fue el argentino Jorge Abelardo Ramos.
Esta nota es la refutación de la invisibilización del imperialismo. Si la tarea revolucionaria primordial que debe acometer América Latina es la de su unidad como decisión política autónoma -o sea como acción antagónica a la unidad mercosureña de las trasnacionales imperialistas- la carrera armamentista del estado chileno conspira contra esa unidad. Pero trae a debate al gobierno de 'centroizquierda' de Michele Bachelet. Muchos compañeros peronistas y del frente nacional repiten como un sonsonete lo que propala la prensa portuaria: 'que los gobiernos de Chile-Uruguay no se aislan del mundo!', 'que sus gobiernos no son confrontativos sino que fortalecen las instituciones'... Está claro que dichos gobiernos responden a los intereses de la rosca oligárquica de las semicolonias que siempre han visto como gran negocio ofrecerse al imperialismo como un portaaviones en el cono sur, algo así como el Estado de Israel en Medio Oriente.
Saludos: Mauricio Mayer
CHILE: DEMENCIAL ARMAMENTISMO por Prof. Pedro Godoy P.
El armamentismo no es de Chile, sino de su clase política y la cúpula castrense. Es inaceptable la chilenofobia. Un pueblo no es su casta dominante. Conceptualicemos correctamente. Así, por ejemplo, es un contranegocio aludir al "sueño de Bolívar". Lo militante es referirse al "proyecto de Bolívar". Nada con "americanismo" porque, en un mismo saco metemos a los yanquis y los canadienses. Lo exacto es "latinoamericanismo", "iberoamericanismo", "suramericanismo" o "americoiberismo" . Sea cual fueren las etiquetas lo clave es marcar la diferencia con el lenguaje usado por quienes detentan el poder. Se trata de un esfuerzo por reflexionar sobre lo que parece un detalle. Digamos "hay detalles insignificantes y detalles significativos". Lo anotado es "significativo". Se integra a la guerra cultural no siempre suficientemente atendida.
Dicho lo anterior se debe manifestar que CEDECH hace ya -no menos de dos decenios- viene denunciando de modo público la transformación del país en un arsenal. Se ha exhortado a Palacio Quemado, a Casa de Pizarro y a Casa Rosada a reaccionar ante tan gravísimo problema. Ello porque con tal acumulación de artefactos bélicos se altera el equilibrio de poder en el Cono Sur y se genera, de modo, solapado una Guerra Fría entre repúblicas fraternas. En un país como el nuestro con un desempleo de dos dígitos, huelgas laborales crónicas, hospitales fiscales destartalados y atención deficiente, planteles escolares que se derrumban o llueven... esos gastos millonarios son un "crimen de lesa humanidad". Sin embargo, aquí nadie, absolutamente nadie -con excepción de CEDECH- es capaz de protestar por tal perversión.
No hay que ver sólo influjo exterior en la compra de tanques Leopard, submarinos nucleares, lanchas misileras, aviones F-16, satélite artificial que permitirá espiar a los vecinos... Ahora mismo EEUU se queja porque La Moneda le compra a Rusia helicópteros y no recurre a la oferta de Washington. La misma gira de Bachelet a Holanda es para continuar en esa política de "paz armada" que preparó en la vieja Europa de fines del XIX la I Guerra Mundial. Se ha convencido a la población que es un armamento disuasivo. Nadie denuncia el despilfarro, la naturaleza agresiva de los artilugios castrenses. Se destapan a cada rato viejas y nuevas escándalos por corrupción en dichas adquisiciones. Corrupción que mezcla a políticos y generales. El lubricante es una añeja geopolítica que se expresa en el ABP -o HV3-, según la cual Argentina, Bolivia y Perú son nuestros enemigos.
Se manifesta en mi libro "FFAA: reflexión permanente" que la cúpula uniformada -de modo soterrado- suprime el Servicio Militar Obligatorio y, al mismo tiempo, en contubernio con la clase política -de derecha e izquierda- se embarca en compras millonarias de sofisticados artefactos de guerra. Ello mientras la alimentación y el equipamiento de reclutas es insuficiente y hasta deben ser apoyados por sus familias en la magra vida de cuartel a que son sometidos. En la cima de la pirámide están los negocios suculentos que convierten a un empleado público -ministro o general- en plutócrata con mansiones suntuosas y cuentas en bancos extranjeros. De allá hacia abajo "apretarse el cinturón porque estamos en crisis". Mudos testigos de lo expresado son los conscriptos que mueren, como moscas, hace un par de años, congelados en Antuco.
En volumen la compra de armamento en 17 años de dictadura es pequeño comparado con la efectuada por la democracia restaurada en 1990. El supremo campeón del armamentismo es el "progre" Ricardo Lagos quien, por la ceguera que existe en nuestro mundo, es -después de su mandato- homenajeado con Doctorados Honoris Causa en Universidades que lideran rectores y decanos peronistas. "Quedamos entonces de una pieza", es decir, perplejos de cómo se ignoran las actitudes antilatinoamericanas de ciertos políticos en diversos países que están tan cerca y cuyos embajadores se supone informan de políticas agresivas como ese afán hitleriano renovar la flota, la FACH y el Ejército. No se hace la mismo con Carabineros -policía uniformada- y menos con el personal penitenciario. Ello mientras un tsunami delictual inunda ciudades y campos.
Se estima que no se pasará de esta caricatura de Guerra Fría impulsada por La Moneda a una Guerra Caliente. Se harán pantomimas de "gran potencia" como despachar antes que nadie soldados al pobre Haití ocultando que, en esa república, hubo un golpe de Estado francoyanqui que depuso al Presidente Aristide. O gestos como el protagonizado por el archipremiado Richard Lake que humillara al ex Presidente Mesa de Bolivia en Monterrey. Mientras tanto hay despilfarro colosales y turbios negocios. También -no por mencionarse al final algo menos importante- se usan las armas para anestesiar a las FFAA a fin que olviden el golpe que depone a Allende, los 17 años de régimen militar y toleren persecusiones a quienes -vistiendo uniforme- participan en aquellos hechos. Así se deja conforme a la "europrogresía" y de yapa de consiguen los sufragios comunistas, comunizantes y criptocomunistas para triunfar en los comicios presidenciales.
El autor es Director del Centro de Estudios Chilenos (CEDECH) director@cedech.cl
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El reencuentro de los estudiantes con la tradición nacional y latinoamericana
Por Julio Fernández Baraibar
Historia Crítica del Movimiento Estudiantil de Córdoba Tomo III (1955-1973)
Alción Editora – Córdoba - 2009
Hace tres años, al comentar la aparición del tomo II de la Historia Crítica del Movimiento Estudiantil de Córdoba, del historiador y ensayista cordobés Roberto Ferrero, titulamos: Los Estudiantes y el Peronismo, una difícil relación.
Acaba de aparecer, editado por Alción Editora, el tomo III de la extensa obra, la que cubre el período que va desde la contrarrevolución oligárquica de 1955 y la vuelta del peronismo al gobierno en 1973. Y el título que elegimos para esta recensión intenta expresar el fenómeno histórico y político que el autor relata a lo largo de su documentado trabajo.
Como sabemos, 1955 encontró a la mayoría del movimiento estudiantil argentino, y por ende al cordobés, vitoreando a los generales Lonardi y Aramburu y al almirante Rojas. Fue parte activa del golpe oligárquico contra el gobierno peronista y participó activamente del revanchismo que se descargó sobre el estado, la universidad y los sindicatos, que implicó expulsión de profesores peronistas, prisión de dirigentes obreros y fusilamiento de peronistas desarmados.
Lo que esta tercera parte del estudio de Roberto Ferrero narra, por lo contrario, es el lento, difícil, conflictivo y contradictorio camino que llevó a una gran mayoría del movimiento estudiantil a ponerse, nuevamente, del lado de los trabajadores. Un camino que también significó una revisión de sus fundamentos ideológicos, asumiendo poco a poco la tradición de lucha del pueblo argentino, desde los tiempos de la Guerra de la Independencia.
El libro analiza y relata las dos vertientes fundamentales del movimiento estudiantil, la originada en la Reforma de 1918, el reformismo, y la nacida de corrientes católicas populares, muy representativa en Córdoba, el integralismo. Describe cómo desde ambas vertientes se confluyó, con criterios tácticos disímiles, al apoyo, en algunos casos, y a la integración, en otros, al peronismo. También aparece en sus páginas la perseverancia –en aquel tiempo minoritaria- de sectores vinculados a la izquierda cipaya, portuaria y antilatinoamericana, vinculados al partido comunista, al radicalismo y al socialismo chacarero.
Además de referirse específicamente a lo acontecido en aquellos tumultuosos años en la provincia de Córdoba, Ferrero extiende su visión y su información sobre el conjunto del movimiento estudiantil de la época, sobre los grandes congresos nacionales tanto de la FUA como de las corrientes integralistas.
Y si en el tomo II encontramos como jóvenes a muchos protagonistas posteriores de la política argentina, en este volumen nos volvemos a encontrar con hombres y mujeres que son o han sido protagonistas, para bien o para mal, de la política contemporánea, así como muchos otros que cayeron, muertos o desaparecidos en el vendaval de los años 70 o en la salvaje represión del Proceso de Videla y Martínez de Hoz. Desde Juan Schiaretti, José Manuel de la Sota, Olga Riutort o Domingo Cavallo, hasta Mariano Pujadas, Rody Vittar, Ignacio Velez, Víctor Hugo Sáiz, Eduardo González o el propio autor, todos ellos partícipes, de una u otra manera, en el agitado proceso político estudiantil de aquellos años.
Ferrero cuenta también, con profusa documentación, la incidencia que la aparición de la Izquierda Nacional a mediados de los sesenta (el PSIN y el FIP) tuvo en esa nacionalización de los cuadros y las tendencias estudiantiles, así como el peso que adquiere la Agrupación Universitaria Nacional –la organización estudiantil de la Izquierda Nacional- en la reorganización de los centros de estudiantes, de las Federaciones regionales y de la Federación Universitaria Argentina. El análisis que hace Ferrero sobre el Xº Congreso de la FUA, realizado en 1970 en la ciudad de Córdoba, era una deuda que la historiografía tenía con el movimiento estudiantil y con la historia de las ideas en nuestro país. Dice Ferrero: “También se aprobó el proyecto de Declaración y Tesis Política Nacional presentado por AUN, que por el trascendental cambio que introducía en la línea ideológica de la FUA fue bien caracterizado como “Segundo Manifiesto Liminar” de la Reforma Universitaria. (…) La tesis 12 reivindica como propias las luchas del Yrigoyenismo, la tradición del 17 de Octubre de 1945 y las jornadas de 1969 así como la ‘tradición precursora y esclarecida de la Reforma de 1918’”.
El doctor Roberto Ferrero es un dirigente de la Izquierda Nacional cordobesa de intensa actividad política en los años que este tomo refleja. Ello no obsta a que, con objetividad y camaradería, formule la historia de la aparición y desarrollo de las tendencias estudiantiles de origen católico que en Córdoba fueron masivas y llegaron a ser mayoritarias a las reformistas en diversas elecciones de claustro estudiantil. Estos sectores, que comienzan una notable radicalización a partir del golpe de estado de Onganía en 1966, se convirtieron en gran parte de la juventud universitaria peronista de principios de los ’70, muchos de los cuales integraron las organizaciones armadas peronistas, mientras otros se alejaban de esa variante hacia formas políticas de lucha antidictatorial. El libro de Ferrero cuenta detalles de esta evolución, algunos de sus momentos culminantes, y lo hace empapado en un cálido recuerdo hacia aquellos jóvenes y aquellos años apasionantes.
Este Tomo III de la Historia Crítica del Movimiento Estudiantil de Córdoba está a la altura de sus antecedentes y se constituye, sin duda, en fuente de enseñanza y pasión revolucionaria para las nuevas generaciones de argentinos, ávidos de descubrir nuestro pasado inmediato, muchas veces más velado que el remoto.
Buenos Aires, 14 de julio de 2009.
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CORRIENTE CAUSA POPULAR
En la senda de Manuel Ugarte, Arturo Jauretche,
Jorge Abelardo Ramos y Juan D. Perón
QUE PASO EL 28 DE JUNIO
Los comicios del 28 han dejado en evidencia que la Unión Democrática de 1945 -el esquema de partidos y clases sociales de la Argentina semicolonial vinculados orgánicamente al imperialismo- conserva su fuerza y ha motorizado la alianza de los grandes monopolios, los bancos usureros, la patronal sojera y los aparatos mediáticos y han ejercido, como entonces, su influencia deletérea en buena parte de la clase media, arrastrándola a un odio visceral al populismo para adherir tanto a la Unión-PRO y su darwinismo social como a un estéril y tranquilizante verbalismo progresista.
El objetivo central de la Corriente Causa Popular, como lo venimos sosteniendo desde el 2003, fue y será el de trabajar por la estabilidad y profundización de las políticas llevadas adelante por los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Nos sentimos plenamente identificados con el proyecto nacional y popular que encarna la presidenta, con todas sus debilidades y limitaciones, que son propias de todo gobierno que se enfrente con la poderosa fuerza del imperialismo y sus aliados internos.
El traspié electoral no hará variar las convicciones centrales de nuestra política. Este gobierno, con todas sus falencias, y los candidatos electorales del gobierno, fueron apoyados activamente y en todos los ámbitos por la Corriente Causa Popular. Desde las tribunas, desde los medios de comunicación que pudimos alcanzar, desde nuestra prensa y, sobre todo, en el seno del pueblo argentino, participamos con decisión y firmeza en la campaña electoral, sin cálculos mezquinos, sin reclamos partidarios y sin negociaciones secretas. Y es, justamente, esa claridad de conducta la que nos permite, después de la batalla comicial formular, con humildad y sin pelos en la lengua, una reflexión crítica, y desde la misma vereda, sobre lo ocurrido en las elecciones del domingo 28 de junio.
El resultado electoral
La derrota del campo nacional nos resultó dolorosa y traumática, como toda derrota. Por más que el gobierno nacional quiera despojarlo de dramatismo, el resultado de estas elecciones legislativas debe ser analizado desde esta dolorosa perspectiva.
A ella cooperaron distintos factores:
1.- En primer lugar, con frialdad autocrítica, tenemos que reconocer que los errores prosperan más que las obras y los proyectos programáticos fundamentales, sobre todo cuando los partidos de la oposición que contaban con el apoyo, sin disimulos, de los grandes medios de comunicación, hicieron sistemáticamente hincapié en los errores, falencias o debilidades del gobierno, para obstaculizar el triunfo de las ideas motores de la transformación. Los errores alimentan las debilidades y estás traen o potencian los errores. Se alimentan unos de otros. Las obras anunciadas diariamente y hasta el cansancio resultaron ser la única forma de campaña electoral y a pesar de su contundencia, no dieron los resultados esperados. Era necesario algo más que la catarata de anuncios sobre inauguraciones de asfaltos y cloacas.
2.- Pese a saber que todo el sistema periodístico, las grandes universidades, los centros de prestigio académico y los partidos opositores están dirigidos contra los intereses del país no se supo o no se pudo construir, en los seis años de gobierno, una política cultural que expresara la riqueza y profundidad del programa histórico de los argentinos. Los resortes oficiales de la cultura fueron entregados a equipos y personalidades ajenas a esta tradición y, en muchos casos, enfrentados a ella. No se trataba de excluir la multiplicidad de corrientes y matices que componen el pensamiento y la cultura argentinos. Pero en lugar de crear un equipo amplio e incluyente bajo una conducción nacional y popular probada y reconocida, se dejó el área en manos de conocidos cipayos, de antiperonistas históricos y de burócratas ineficientes que nada hicieron en la lucha por la recuperación en la conciencia ciudadana de los valores, significados y tradiciones del movimiento nacional y latinoamericano. A consecuencia de ello, el discurso de los grandes medios, la banalización televisiva y la ausencia de toda perspectiva histórica siguió ocupando el espacio de la cultura de masas, con sus valores de éxito individual, inmediatez sensorial y ramplonería.
3.- Esta falta de política cultural se tradujo en una incapacidad en la comunicación y la propaganda políticas capaces de enfrentar los grandes intereses puestos en contra de este modelo. El gobierno respetó tanto a sus enemigos mediáticos que no tuvo la decisión de haber desarrollado desde marzo de 2008 la contracara de Clarín. Su actuación informativa fue dedicada al inerme canal de televisión pública, donde era más fácil encontrar a Solanas que a Moyano o D’Elía, o comprando falsas adhesiones en algún canal de noticias, a condición de que desde ese mismo lugar se realizara la más pérfida campaña contra Cuba, contra la revolución bolivariana y el presidente venezolano Hugo Chávez. Y en materia de medios gráficos todo se redujo al reconfortante diario intelectual izquierdista Página 12 o a un pequeño pasquín de distribución gratuita y de dudosa calidad periodística.
4.- Durante el debate de la 125, con el agregado del desempate del traidor Cobos, el gobierno nacional, integrado por conspicuos representantes de la clase media argentina, no pudo retomar el diálogo, justamente, con los sectores medios. Es bien sabido que las clases medias apoyan espontáneamente los proyectos nacionales y populares en momentos extremos, como ocurrió a partir de la crisis del 2001. Cuando encuentran satisfechas sus necesidades materiales (empleo, salario, etc.) abandonan la nave y hacen fácilmente suyos los mensajes opositores, ampliamente difundidos por los medios masivos de comunicación. Esos sectores adhirieron, casi masivamente a la histeria anti-kirchnerista. En ese sentido ¿había o no probabilidades ciertas de interpretar las reivindicaciones de las clases medias que constituyen la mayoría de la nación? Cualquiera sea la respuesta, no hace más que reafirmar el carácter confuso de los sectores medios que votaron al peronismo en numerosas oportunidades, para luego resistirlo por izquierda o derecha.
La clase media, quizás la más beneficiada por estos siete años de gobierno popular, que redujo el desempleo de 22 a 8 %, que hizo crecer el país al 8% anual, que acumuló las reservas monetarias más importantes de la historia argentina, que duplicó los salarios reales de trabajadores activos y jubilados, que mantuvo durante seis años superávit fiscal y, lo más importante, que diseñó una estructura de redistribución de la renta nacional a partir del aumento de las retenciones a las exportaciones agrarias, votó en contra del gobierno y a favor de los mismos empresarios neoliberales, levemente maquillados, que habían destruido el país durante la década pasada y que sepultó esa clase media en el infierno del “corralito” y la estafa bancaria. El oficialismo creyó, equivocadamente, que era posible ganar la elección sólo con el voto obrero y popular, y soslayó la elaboración de una política clara e incluyente hacia las clases medias, en las que la cuestión cultural e ideológica suele ser decisiva. Hubo municipios como La Matanza o Moreno donde el triunfo popular fue claro, pero en otros de composición pequeño burguesa y media, la derrota fue rotunda. El 67% de los sufragantes de San Fernando no son ricos y votaron otras opciones opositoras.
Producto de esta concepción, paradójicamente “clasista”, la Ciudad de Buenos Aires, centro de la alta burguesía y el capital imperialista, fue abandonada a su suerte. La corriente supuestamente alternativa, pero funcional a la oposición oligárquica, de Solanas creció favorecida por esa misma falta de comunicación y explicación, y sin candidatos peronistas. El candidato principal del FPV en la Capital se manifestaba de la misma manera que el cineasta.
5.- A partir de ello, el gobierno consideró que no era necesario saber comunicar a la clase media argentina, tan pulcra, progre y casta como ninguna otra de América Latina, los logros inmensos producidos por el gobierno popular.
No hubo propuestas populares, simplemente el lema “yo o el caos”, que era idéntico y en espejo al promovido por la oposición. Al no discutir claramente al enemigo, el gobierno, que era el único partido que ofrecía un programa definido y claro, en marcha exitosa, con realizaciones evidentes, cayó en el despectivo juicio de los medios acerca de la inexistencia de proyectos. El gobierno tenía seis años de éxito y ganaron quienes solo podían exhibir los incendios del 2001.
Ningún candidato oficialista, al menos de la primera fila, mencionó a América Latina, su unidad y los líderes que la promueven.
6.- Luego de la derrota de la 125 dijimos que era imprescindible democratizar el debate y ampliar la base de los aliados no limitándola solamente al collar de los intendentes del conurbano ni a los que se autotitulan “progresistas”. Atarse a aquéllos y al progresismo liberal de la Capital Federal no conformó, como se hizo evidente, la mejor construcción política.
En seis años no se supo construir una organización política propia que respaldase la gestión de gobierno e incorporase aliados a una estructura de frente nacional. Esa incapacidad terminó en el armado de listas con los jefes territoriales, casi todos adversos, como se hace evidente al comparar los resultados comunales con los legislativos. Muchos de ellos ya están gestionando su retorno al aparato justicialista vasallo de los intereses agro sojeros. Al tiempo que Néstor Kirchner ocupaba la presidencia del PJ, para neutralizar a los enemigos desde adentro (táctica que resultó insuficiente), debió afianzar una red de “leales de adentro y del desierto”, para ir reemplazando paulatinamente los cuadros conservadores enquistados en un justicialismo con veinticinco años de lealtad regiminosa, sumar a las organizaciones sociales y del campo nacional y popular, que, pese a todo, aún permanecen leales al proyecto histórico.
No obstante lo ocurrido, todavía se está a tiempo de reparar el destrato que han sufrido los aliados del FPV, que sólo esperan un lugar de combate.
7.- Debemos dejar en claro que la llamada sorpresa de Pino Solanas es el resultado de la fuga de votos peronistas porteños hacia el candidato de Proyecto Sur, como producto del abandono político de la Capital Federal por parte del gobierno nacional. Una construcción confusa y un PJ desarticulado dieron como resultado una cabeza de lista de filiación liberal-progresista que le dio una impronta no peronista a la lista y a la campaña electoral, impronta que la merecida y justa presencia de Julio Piumato y de Noemí Rial como candidatos a diputados no pudo modificar.
Que este sector del progresismo haya horadado al campo nacional, no significa que deba ser condenado definitivamente. Puede que sean fuerzas efímeras, como las de Ibarra o Zamora, para dar ejemplos recientes. Por otra parte, tampoco constituyen una secta ideológica. Aunque agazapada detrás de Pino Solanas se encuentra la socialdemocracia europea (cuyo mayor exponente es Víctor de Genaro), debemos observar que la ausencia de una bancada hegemónica hará necesario que no sólo el gobierno tenga que negociar. La historia continúa y cada uno de los proyectos de ley a votar requerirán nuevos acuerdos. No hay nada definitivo y muy poco le aportaría a Proyecto Sur (más allá de la rodada que significó la oposición a la 125) o al Nuevo
Encuentro de Sabattella mantener una cerrada oposición al gobierno, haga lo que haga, pegándose a Macri, de Narváez, Cobos o Carrió.
8.- El peronismo fue una alianza entre el Ejército y el pueblo, única forma posible en un país débil, de desarrollo de políticas nacionales, populares y burguesas y de freno a la libre empresa y las maniobras del imperialismo. Pero esa alianza, que permitió llevar adelante una revolución incruenta en condiciones de ventura económica, sin consolidarse en una ideología revolucionaria, se quebró en 1955. El Ejército había caído en la trampa tendida por el imperialismo y la oligarquía, y los trabajadores y el pueblo quedaron con Perón exilado y proscripto, sin partido ni ideología superadora. Eso explica las derrotas posteriores, el surgimiento de neoperonismos y de peronistas antiperonistas, como es el caso de De Narváez. El último resultado electoral no escapa a esta síntesis.
Por el contrario, las masas populares aún conservan su fe en el peronismo y en su capacidad transformadora.
El PJ o el Frente para la Victoria o como se etiquete el oficialismo, están vaciados de contenido ideológico, político y militante. No existe el peronismo como partido, como institución política, y tampoco existe en ciertos dirigentes que han perdido la pasión y la voluntad de transformar a la Argentina. Fracasado el intento de transversalidad y habiendo dejado de lado los movimientos sociales por motivos que no requieren ser analizados en este momento, Néstor Kirchner no sólo debió enfrentar a los partidos de la vieja Argentina agro-exportadora y a sus voceros, sino también a parte del aparato en el que terminó confiando, mediante las llamadas candidaturas testimoniales.
9.- Además de los errores o limitaciones del gobierno, se construyó (entre la oposición y los medios aliados) un clima de fraude electoral y de intimidación a la población, con amenazas que iban desde nacionalizaciones masivas e indiscriminadas, devaluación de la moneda, corridas bancarias, importación de carne y leche y hasta la implementación de un nuevo corralito. Hasta la pandemia de la gripe A fue atribuida al gobierno.
10.- Todo el sistema partidocrático convocó a terminar con la “confrontación” y llamó al “consenso”, al “control del poder” y a la “nueva política”. Son los que pretenden un Estado ausente con un débil gobierno parlamentario. Todo el sistema periodístico está dirigido también hacia esa meta.
Pero ¡qué es lo que en realidad cuestionan?
Lo que les molesta de la confrontación es el debate de ideas que hipócritamente tanto reclaman. Consenso significa en concreto claudicar en las convicciones ante las presiones de los monopolios, los banqueros y la nueva oligarquía sojera. Controlar al poder se trata tan sólo de estrangular toda forma de independencia y soberanía. Y la nueva política ya tuvo su fruto y es Francisco de Narváez, el diputado desconocido, colombiano nacionalizado ya de grande, de riqueza incalculable en su monto y origen y, fundamentalmente, ajeno a la mayoría del peronismo bonaerense. Es el producto de una dilatada campaña publicitaria, como una mercadería de consumo que al final termina siendo un producto masivo. Es el representante de los viejos intereses de las grandes empresas multinacionales succionadoras de las riquezas de nuestro país, hostil a toda forma defensiva del desarrollo de las empresas del Estado y defensor de la libertad absoluta del mercado que resultó devastador en nuestro país y en la región en la década de los ’90 y terminó minando, en este siglo, el poder económico de los países llamados centrales.
11.- La crisis financiera mundial puso freno al crecimiento del país y dejó asomar un pico inflacionario que se notaba en la compra diaria. La campaña de desprestigio sobre el INDEC fue minando, junto a la inflación real, la confianza en el gobierno de grandes sectores medios y asalariados en general.
Síntesis final
1.- En la Argentina subsisten dos clases dominantes. La oligarquía rentista, financiera, parasitaria, portuaria. Una estructura social en la que los terratenientes compran bancos, merced a la financiarización de su capital, mientras los banqueros compran campos, integrando nuestro sistema agropecuario al sistema financiero mundial.
Y una débil burguesía industrial, sin partido, ni influencia, imbuida de la cultura dominante, sometida a la dictadura ideológica del imperialismo, históricamente incapaz de realizar sus propios intereses. Este último punto ratifica, si ello fuese necesario, la importancia que una política cultural capaz de enfrentar y superar la matriz liberal y dependiente tiene en todo intento de transformación de la Argentina semicolonial.
En estas circunstancias es perentorio apoyar todo movimiento popular que tenga mayores posibilidades para enfrentarse con la oligarquía. En este momento, tal movimiento popular está representado por el gobierno de Cristina Fernández. De eso se trata la cuestión nacional. Esto es lo que no entiende cierta vocinglería progresista, satisfecha en predicar un amplio programa de medidas abstractamente correctas y concretamente innocuas al confrontar con las aspiraciones del núcleo central del pueblo argentino.
2.- Sostenemos el sistema presidencialista y que la presidenta, elegida por las mayorías nacionales, disponga de la cantidad de poder necesario para realizar aunque sea parcialmente los fines que la Revolución Nacional exige.
3.- Es urgente e imprescindible reorganizar el Frente Nacional y Revolucionario que abarque sin prejuicios ni mezquindades a todos los sectores y fuerzas que se oponen al neoliberalismo, que se proponga, no sólo sacar al país de las secuelas de los viejos modelos, sino insertarlo en el camino de una sociedad nueva, con un estado democrático y fuerte, con una amplia y radical justicia social y con un alto grado de tecnificación e industrialización nacional de su economía.
Más allá del proceso electoral, es imperioso dejar claro que es posible generar un núcleo de actividad política permanente y que se puede construir y ofrecer una alternativa amplia, popular, nacional y revolucionaria que sepa y pueda contener, tanto las reivindicaciones de los trabajadores y los excluidos, como el de las clases medias.
4.- Es nuestra obligación dotar al movimiento nacional de “una conciencia histórica, prerrequisito de la conciencia política, una verdadera visión nacional”, única manera de llevar adelante “un proyecto concreto, comunicable y entendible para todos y cada uno de los argentinos de buena voluntad”.
5.- Ante el traspié sufrido por el gobierno de Cristina Kirchner la oligarquía y el imperialismo continuarán presionando y golpeando para que sea éste mismo gobierno el que dé inicio a su programa liquidador, consistente, como siempre, en una gran devaluación, una congelación de salarios, jubilaciones y pensiones, un llamado al ahorro público, congelando inversiones en infraestructura y en capital productivo de las empresas nacionales, como ya se está viendo en algunas propuestas sostenidas desde los grandes medios. La presidenta Cristina no debe aceptar ser la responsable de un nuevo “rodrigazo”, tal como las fuerzas golpistas en ciernes le impusieron a Isabel Perón en 1976. Eso significaría la claudicación de sus principios y, por último, la caída de su gobierno.
Por el contrario, desde la Corriente Causa Popular instamos a la profundización de los lineamientos seguidos hasta ahora: la pronta promulgación de la nueva ley de Servicios Audiovisuales, la reforma de la ley de instituciones financieras, la nacionalización del comercio exterior y la nacionalización de YPF, así como la revisión de todos los contratos petroleros y mineros hoy vigentes. El gran poeta argentino Leopoldo Marechal afirmó en expresión que se ha vuelto clásica que “de todo laberinto se sale por arriba”. Ese es el único camino capaz de alumbrar las jornadas venideras.
Hay que apoyar a Cristina para imprimir al proceso actual un decisivo impulso hacia el nacionalismo económico e industrial, la redistribución de ingresos, los derechos humanos, que también son los derechos sociales y nacionales, y la integración del Mercosur y la unión sudamericana.
No hay otra manera de enfrenar el desafío abierto para el 2011.
3 de Julio de 2009
Mesa Nacional Corriente Causa Popular
Federico Bernal (Gran Bs. As.) , Roberto Ferrero (Córdoba) , Eduardo Fossati (Capital Federal), Marta Gorsky (Gral. Roca-Río Negro), Julio Fernández Baraibar (Capital Federal), Luis Gargiulo (Necochea-Buenos Aires), Juan Osorio (Gran Buenos Aires), Rafael Bernal Castro (Gran Buenos Aires), Liliana Chourrout (Gran Buenos Aires), Alfredo Cafferata (Mendoza), Elio Noé Salcedo (San Juan), Ricardo Bernal (Gran Buenos Aires) , Eduardo Rotundo (Capital Federal), Ricardo Vallejos (Zárate-Buenos Aires), Cacho Lezcano (Gran Buenos Aires), Luis Jaimovich (San Miguel de Tucumán-Tucumán), Ricardo Franchini (Alta Gracia-Córdoba), Rolando Mermet (Capital Federal), Horacio Cesarini (Gran Buenos Aires).
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