MARTÍN GARCÍA EN LA AGRUPACIÓN OESTERHELD
Perón vive en los derechos ejercidos por las mayorías populares.
Por Martín García
¿Qué les jode de Perón? Está Muerto. Vivo, fue, para nosotros, el más grande hombre del Siglo XX.
Luchamos 18 años para que pudiera volver, luego de ser derrocado.
Finalmente logramos que fuera, por tercera vez, el Presidente de todos los argentinos.
Volvió con lágrimas en los ojos. Se había perdido mucho tiempo. Igual su paso por la Presidencia se hizo sentir.
Reconstruyó el salario de los trabajadores. Puso al país de pie. Quebró el bloqueo a Cuba impuesto por los EE.UU. y de esa manera puso de rodillas a la Ford Motor Company de ese país, haciéndole respetar la soberanía de Argentina en la toma de sus decisiones internacionales.
Mandó terminar las licencias de los grandes medios de comunicación en manos del enemigo. Y muchas más cosas.
Estaríamos mucho tiempo refiriéndonos a su obra en los ´70 y mucho mas si quisiéramos pasar revista a su obra con Evita entre los ´45 y ´55.
El hombre es lo que hace. El pueblo lo eligió por lo que hizo como funcionario, como gobernante, una y otra vez. Democráticamente, a través del voto. Cada vez. Siempre.
El negocio que le trajo al pueblo argentino fue la unidad. Para un argentino no debe haber nada mejor que otro argentino.
Le contestaron con la división entre argentinos. Ese era el negocio de Ellos.
Luego, finalmente Perón murió. Ahora Perón esta muerto. ¿Por qué les preocupa tanto? ¿Por qué quieren bajarlo, terminar con el, hundirlo?
LA DIGNIFICACION
Indudablemente Perón ha logrado darle sentido de sus derechos a más de una generación de argentinos que carecían de este espejo.
-¿Te acordás cuando las patronas nos exigían limpiar los pisos arrodilladas? Y el lo prohibió… (Dos mujeres en la capilla de la Villa Miseria de Ciudadela, el día en que falleció Juan Perón)
-Pero como… ¿Ahora estos patas sucias usan zapatos como la gente decente? (Un conservador en los ´50)
-Te imaginas lo que era…poder putear a un patrón, sin tener que someterse una y otra vez a sus ordenes, fueran sensatas o no, fueran denigrantes o no? (Juan Piwowarski un sindicalista marplatense de los ´40)
-Que barbaridad un hotel tan lindo, tan elegante…para que lo use toda esta chusma…con los ruleros puestos en el salón comedor…que desperdicio… (Dos señoras paquetas frente al Hotel de Luz y Fuerza de San Bernardo, década de los ´60)
Cuando uno lee los derechos consagrados de cualquiera de nuestras Constituciones, la ultima por ejemplo y lee que está consagrado el derecho a la vivienda…nadie cree que por estar allí escrito alguien le deba nada, uno ya sabe que nadie te dará una vivienda porque allí diga que te la deben dar…que deben garantizar tu acceso a una vivienda digna…solo es un decir…una cuestión teórica.
Las vacaciones…el aguinaldo….eran virtuales también, antes de que Perón los hiciera efectivos…por eso aquello de "…es la realidad efectiva…le debemos a Perón…" de la letra de la Marcha Peronista.
La vivienda es un ejemplo muy fuerte. Allí se decide si el gobierno esta al servicio y en función de los habitantes y ciudadanos de un país o solo para garantizar los privilegios de los mas acomodados.
La vivienda es un hecho muy fuerte, muy contundente. Si este beneficio se concreta, es que hay verdadera voluntad de hacerlo.
La vivienda cobija a la familia, le da un lugar para vivir los hijos y un lugar para morir, los viejos. Fija a la madre, que es el centro de la familia y referencia a los hijos. Es un logro para el padre y el monumento a su laboriosidad, a su poder dar. Un lugar para ser padre, ser hijos y ser abuelos. De allí al mercado, a la panadería, a la escuela, al baile, a la modista, al hospital, a la plaza, al club a practicar deportes, danzas, gimnasia. Ida y vuelta. Un lugar en el mundo.
La vivienda es central en el proceso de jerarquización de la familia y de dignificación de sus integrantes.
Perón y Evita hicieron eso. Y el hogar para los argentinos fue su Patria, su territorio, su gente, de la misma manera que el territorio político de Perón fue la Patria Grande desde el ABC y el mundo a través de su tercera posición y de los lazos que estrecho con todos los países descentralizados del tercer mundo.
Por eso mandó a los obreros sindicalizados a las embajadas argentinas de todos los países con quienes teníamos relaciones, para incorporarlos al ejercicio de la política mundial, una vez que volvieran a sus sindicatos, a sus fábricas a su barrio, a la mesa navideña de su familia grande y multiplicara su nueva mirada socializándola con todos ellos.
Perón pensaba en grande para la vida cotidiana de cada argentino y para la Patria.
El mundo le quedaba chico y las conquistas sociales alcanzadas hasta allí también le parecían poco al lado de lo que los trabajadores deberían alcanzar con su fuerza organizada y con su trabajo.
Así se consolidaron los puestos de trabajo, se organizo la educación para la salida laboral, se acondicionaron las universidades para el crecimiento especializado de los nuevos estudiantes incorporados al tercer nivel desde las clases populares, se cuidó la salud de cada integrante de la familia a partir de la más grande transformación sanitaria que se haya dado en el mundo entero, gracias al aporte del Dr. Ramón Carrillo, el interés pleno de Perón, el aporte de tantos científicos argentinos de antes y después de Perón y Carrillo y también debido al amor inconmensurable de Evita que quería hospitales mas altos, mas grandes, mas lujosos para terminar de sepultar la idea peregrina instalada en las clases altas de la oligarquía argentina de que a los negros y descamisados les estaban dando demasiado para su cultura y entender.
En fin, se ha hablado suficiente sobre la época de Perón y Evita y los logros alcanzados por la población argentina, desde distintos puntos de vista.
Podríamos hablar de miles de barcos para la Marina Mercante, o miles de millones de la exportación de trigo y otros frutos de la tierra.
Y podríamos hablar también de la transformación de una Argentina agrícolaganadera a otra Argentina industrial plena, de crecimiento constante y desarrollo permanente, tecnológico, científico, industrial, estratégico, educativo, etcétera.
Esa Argentina se resume, como lo hacia Perón, en poner la manguera que bombeaba riquezas hacia afuera del país, hacia el poder financiero internacional y las corporaciones multinacionales y ponerlo a regar la tierra para el lado de adentro del país. Argentina se capitalizo con sus propios recursos, de la misma manera que los imperios se imponen a los países colonizados con los recursos del mismo país colonizado y no con los recursos del imperio.
Y una vez dentro del país, asegurando que esa riqueza llegara a todos los estratos de la sociedad y no a las castas privilegiadas que, por usos y costumbres, quería pertenecer al mundo de los extranjeros y no al propio mundo, ya que se veía a si misma como la dirigencia privilegiada por la mirada del amo, del reino anglosajón y quería ser la perla de la corona en el marco del Commonwealth que tenia a Gran Bretaña como su epicentro...
Esto genero una revolución socialista en Argentina, a la manera del justicialismo, creado en la practica y la estrategia por Perón y amojonado en el espíritu por Evita que rompieron las cadenas que unían al país con los intereses de lo que Perón llamo la Sinarquía internacional.
Es que el mundo había sido dividido en una mesa de póquer entre las naciones más poderosas y nosotros habíamos sido parte de las apuestas.
Podría pensarse, que todo esto a lo que nos referimos es historia pasada, y podríamos coincidir con esta mirada sino hubiera ocurrido un fenómeno insito al desarrollo de todo este proceso nacional:
El ejercicio de los derechos sociales por parte del pueblo argentino a partir del gobierno de Juan Domingo Perón.
LOS DERECHOS
El pueblo, poco a poco, como parte de la marcha de los acontecimientos, como parte del proceso de distribución de riquezas y responsabilidades, como parte de los privilegios socializados, la salud y la educación, por ejemplo, como parte de la misma educación impartida, como sujeto de las del florecimiento económico, del disfrute de la actividad deportiva, recreativa, del turismo de las vacaciones, del asentamiento en el barrio, de su nueva personalidad como propietarios de su casa, de la misma transformación que significo que el hijo de un obrero se recibiera de medico, de abogado, de ingeniero, de maestro mayor de obras; que su ascenso social colocara a su misma familia ya no en el escalón mas bajo de la sociedad sino en uno mas alto, según la vieja mirada (donde solo eran abogados, médicos o ingenieros los hijos del patrón), el pueblo, se acostumbro a esto.
Y no solo se acostumbro sino que lo fue tomando como algo natural, que le pertenecía. Se lo creyó. Se fue dando cuenta de que era sujeto de derechos. Que le correspondían. Esto fue un golpe terrible para el racismo que sostenía moralmente la desigualdad de las clases sociales en la Argentina.
Recordemos a Evita cuando decía:- Cuando un ciudadano necesita ayuda, el Estado debe dársela no como a alguien que necesita, porque no tiene, porque es pobre, o indigente, sino como a alguien que le han quitado su parte y se le debe restituir en la plenitud de sus derechos y acreencias.
El pueblo, los negros de mierda, como le siguen diciendo los sectores reaccionarios, los cabecitas, como les decían las clases medias de origen europeo, los descamisados como les llamaba Evita, se fueron acostumbrando a sus derechos y les gusto ser sujeto de esos derechos. Se agrando. El pueblo, el cabecita, se agrando. Se la creyó. Y de allí en más defendió esos derechos. Los defendió con su vida y con su muerte. Con su sangre. Esos derechos se hicieron sangre en el pueblo argentino. Se hicieron cultura. Se hicieron causa.
Es más fácil y más sencillo para las personas defender los derechos que ya se ejercen. Y mas difícil defender los derechos a los que uno tiene acceso en teoría, en la literatura, en la palabra de los militantes, pero que no se ha tenido acceso a su practica, a su usufructo. Que no los ha tenido en el disfrute, en la cotidianeidad, en la memoria de sus pares, que no se han incorporado a su cultura.
Las clases dominantes que dominaban al pueblo y ejercían el poder sobre la Argentina, hasta que llego Perón al gobierno, querían que, primero se educara al pueblo y, recién después, se le diera acceso al disfrute de esos derechos, sin querer entender que solo disfrutándolos podían ser conscientes de ellos.
Uno debe, primero, entrar a la casa, poner sus ropitas dentro, prender la hornalla, calentar la primer agua para el mate, sentarse adentro, alrededor de la mesa de la cocina, con el mate en la mano y desde allí mirar a los chicos entrar y salir con sus juguetes hasta darles un beso en la camita de su habitación para que duerman tranquilos y cerrarles levemente la puerta para dirigirse a su propia cama, con su amor elegido, y descansar el cuerpo en el colchón para decir finalmente…tengo mi casa…tenemos nuestra casa, llegamos a la casa propia. En ese momento uno es consciente plenamente de su derecho a la casa propia.
Allí están la Constitución, los Derechos Humanos, la Justicia social. De allí en más, un pueblo podrá ser dominado, pero no vencido. Podrá ser derrotado, pero no vencido. Podrá ser saqueado, pero no vencido. Porque ese pueblo tiene conciencia de sus derechos. Y sabe diferenciar entre lo que le dan, lo que le permiten, y lo que le corresponde. Y solo espera el momento en que su propia correlación de fuerzas le permita volver al asalto de sus derechos adquiridos. Hasta volverlos a conseguir y disfrutar.
Esta política de Perón y Evita que obtuvo el reconocimiento de tantos y tantos políticos, pensadores, escritores, lideres de todo el mundo como Mao Tse Tung, Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, estropeo los planes de aquellos que se habían ganado el territorio nacional argentino en la mesa de póquer de las potencias triunfantes de las guerras mundiales.
A pesar de los golpes asestados a la Democracia argentina por el ejercito pro yanqui de Lonardi, Aramburu y Rojas; de Ongania, Levingston y Lanusse; de Videla, Agosti y Massera, a pesar de las persecuciones a científicos, a sindicalistas, a los jóvenes, a los militantes justicialistas, a los combatientes, desde los Uturuncos hasta los Montoneros; a pesar de las bombas, de los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos, no nos han vencido.
El pueblo argentino, ahora consciente, colectivamente, de sus derechos, en comunión con los demás integrantes de la cuadra, también sujetos de esos derechos adquiridos, ha adquirido las propiedades de la goma.
Es decir que, aunque lo estiren, apenas lo suelten, tendera a volver a su estado original, es decir, volver a la concepción de sus derechos que aprendió con el justicialismo, que es el sistema que lo hizo sujeto de los derechos sociales y políticos y por ende, de los personales.
Que lo dignifico como ser humano en una comunidad de intereses, en el marco de su familia, de su barrio, de su lugar en el mundo, de su Patria, de su cultura y origen. De su ser criollo. Y a la mierda con el Commenwealth. El orgullo de ser criollo.
Tengamos en cuenta que hasta hace muy poco era vergonzoso ser descendiente de los pueblos originarios. Ser criollo, es decir mezcla de razas, entre los españoles y los indígenas, era una condición inferior. Una condición vergonzante que debieron ocultar San Martín y Perón para poder ingresar al ejército y hacer su carrera militar. Que en Bolivia, recién lo autorizo Evo Morales, su actual presidente. Su primer presidente de origen indígena. Y que ya le están haciendo una guerra de secesión los "blanquitos" europeos de la Media luna (El Beni, Santa Cruz de la Sierra, etcétera) acusándolos de Coyas, indios, queriendo convencer a los pobres pobladores de la selva de origen guaraní, los cambás, que ellos son superiores a los cara e´ piedra, para tener una base popular a través del racismo que le permita a los EE.UU. hacer una base petrolera separada (como Kuwait de Irak) de la Bolivia transformadora de los coyas.
UNA PARED
La memoria se referencia con hechos trascendentes, con momentos de la historia, con hitos en la marcha de los pueblos o en su retroceso.
El 17 de Octubre, la Revolución de Mayo de 1810; el Cordobazo, el Argentinazo, etcétera.
Cada uno de esos momentos establece una frontera, es lo que nosotros llamamos un momento de referencia, un mojón, una pared.
Luego todo será antes y después de ese momento, de esa pared.
Una pared traza una referencia ineludible. No es una línea divisoria, no es un límite cartográfico, es una pared.
Y si uno quisiera ignorarla y atravesarla, se chocaría contra una pared, contra algo concreto que forma parte de la experiencia de vida concreta.
La Presidencia de Carlos Menem significo una pared para la referencia de nuevas generaciones, respecto del peronismo y de Perón.
La generaciones mayores cuando hablan del peronismo hablan de Perón y Evita. Para las nuevas generaciones, su conocimiento del peronismo empieza con el gobierno de Menem.
Para personas nacidas hace 30-40 años, el peronismo refiere a los tumultuosos setenta y a Menem. La vida cotidiana de millones de argentinos se tiño de la cultura menemista y le dio a las jóvenes una referencia vivencial del peronismo: Menem.
Aunque para los peronistas de Perón y Evita, Menem no tuviera nada que ver con la Revolución Justicialista. La cultura del menemismo fue un duro golpe a la omnipotencia peronista. Le mostró su peor cara. La cara acomodaticia del lumpenaje político, de la beneficencia de Estado. El autoritarismo pro patronal. El maridaje del sindicalismo y los negocios corporativos.
Es cierto que muchos peronistas siguieron haciendo peronismo aun dentro del barco menemista, y también es cierto que hubo un apoderamiento de los símbolos peronistas por parte de la dirigencia menemista, pero queda claro que el menemismo no tuvo nada que ver con la herencia de Perón y Evita.
El menemismo hizo todo lo contrario de lo que hizo el peronismo.
Lo que Perón había puesto a favor del lado del pueblo, Menem lo puso del lado de las corporaciones, lo que Perón había estructurado desde el tercer mundo, Menem lo hizo para el imperio en sus diversas instancias corporativas, americanas y europeas; lo que Perón hizo con el capital del pueblo, a favor del pueblo, Menem lo hizo con el capital del pueblo a favor de las corporaciones.
El peronismo perdió las calles, perdió las multitudes, y sus cuadros políticos juveniles se convirtieron en cuadros dirigenciales cooptados por la idea del progreso personal, político y social dentro de la nueva situación del Estado, que era la de estar al servicio de los intereses privados.
Después de Menem, fue muy difícil explicarle a toda una nueva generación de argentinos que el peronismo no era Menem.
Los mismos cuadros políticos militantes del peronismo de todos los tiempos, (luego de las internas partidarias con Antonio Cafiero) habían apoyado a Menem, y se habían creído que, con el caudillo federal, (que había amenazado con romper relaciones con los EE.UU. en la multitudinaria concentración de la Renovación peronista de Plaza Miserere) se podía reinstaurar la Revolución socialista del justicialismo de Perón y Evita.
El final de la etapa de Menem dejo dos herencias indiscutibles. Una fue el desmantelamiento total de las riquezas acumuladas por el pueblo argentino y otra la cultura neoliberal que no había podido terminado de instalar el Proceso dictatorial.
Indudablemente la operación Menem le quito adeptos a Perón.
Solo la memoria popular del disfrute de los nuevos derechos sociales alcanzados con Perón y Evita, inculcada boca a boca, de padres a hijos mantuvo una vigencia probable y razonable.
Y la memoria borrosa pero evidente de la lucha de los militantes y combatientes que genero el terrorismo de Estado, el genocidio, los desaparecidos brutalmente torturados y asesinados que no podrían explicarse, en la sociedad, sin una lucha previa y una causa que la motivara. Y esa había sido la lucha del peronismo contra el ejército de ocupación que conducía Martínez de Hoz y los economistas corporativos del Establishment.
Además de la evidencia de que había existido una lucha entre la juventud y la Dictadura del proceso, otros dos elementos impidieron destruir totalmente la imagen de Perón y el peronismo como movimiento de la esperanza del pueblo argentino. Que impidieron tabicar su nombre y el mito y terminar con la ilusión de su eterno retorno.
El primero fue que todavía quedaban algunos indicios de la distribución del excedente del Producto Bruto Interno, obtenido por la comunidad laboral en el país, buscada por Perón y obtenida por Gelbard. El 50% para el capital y el 50% para el trabajador. El mita y mita del Perón del 74, Durante el gobierno de Cámpora y Perón una maestra de escuela publica, separada, viviendo con dos hijos a su cargo, haciendo unas horas extra como maestra particular, podía alquilar un pequeño chalet, mantener a su familia, pagar por su salud, pagar la escuela de sus hijos y comprar un coche Citroen en cuotas.
La segunda es que la democracia socialdemócrata de Alfonsín, primero y de la Alianza entre el Frente Grande y el radicalismo después, destruyeron lo poco que quedaba de la intención del establishment de instalar una izquierda y una derecha, de centro, que no objetaran la dependencia, que no fueran obstáculo para la transferencia de riquezas de la periferia al centro del imperio de las corporaciones.
El peronismo triunfo en las elecciones del 2003 y en tres años comenzó a restañar las heridas causadas por tanto desatino al capital del pueblo argentino.
Un pueblo esquilmado por las corporaciones, daba un vuelco multitudinario con el Argentinazo del 19 y 20 de diciembre del 2001, con muchos cuadros militantes peronistas al frente de las movilizaciones espontáneas del pueblo argentino.
La alianza de la Argentina peronista con Brasil, Uruguay, Paraguay, Venezuela y Bolivia, dio un paso fundamental para la constitución de la Unión Suramericana, hecho fundamental para el alineamiento continental del nuevo siglo.
Hito fundamental para negociar con los EE.UU. desde una posición de poder propio para Suramérica.
Otra vez el peronismo, volvía a Perón, al Perón latinoamericano del ABC, y en un mundo, ahora, multipolar, ponía proa hacia la alianza con países del tercer mundo, como la consolidada China.
UNA LAPIDA
Indudablemente la Dictadura del Proceso establece una clara referencia para las jóvenes generaciones. Las marchas por los Derechos Humanos, las películas sobre desaparecidos, loa actos, las historias de los desaparecidos, la aparición de sus hijos, criados por otras familias en el desconocimiento de su origen, forman parte de su cultura de los 2.000.
Quizás muchos de los integrantes de las nuevas generaciones no tengan posición tomada sobre los ´70 pero si saben que los villanos de la historia, los asesinos, los despiadados, los genocidas son los militares del Proceso. Apenas han oído hablar del bombardeo a Plaza de mayo, apenitas y ya no saben bien quien lo hizo y a quien perjudico.
Todos han oído hablar de un tal López Rega como de otro villano y un poquitito del gobierno de Isabel. Y que ella no es querida por la mayoría de la clase media y vilipendiada por la prensa.
Es muy evidente que a algún cráneo de la guerra sicológica, en uno de esos centros de planificación de inteligencia continental que tan bien describía Perón en su excelente libro Los Vendepatria, se le ha ocurrido que si lograban pegar, unir, fundir la figura de Perón, la memoria de Perón con la de los militares de Proceso, y convencer a las nuevas generaciones de que Perón era mas o menos lo mismo que ellos, inclusive que era, simplemente, otro militar mas, entonces, por fin, Perón quedaría en el camino y se librarían definitivamente de el.
Sin dudas Perón ha sido para Ellos el hecho maldito de la historia argentina.
Entonces ¿Por qué no? Habría que intentarlo.
Una buena ruta para llegar hasta el y tocar su figura podría ser el brujo López Rega.
Pongamos los relojes en hora y comencemos con las acusaciones y rumores a ver si en esta lo calzamos a Perón, habrían dicho. Se abre el espectáculo, Señores 3 por un peso. ¡Péguenle a Perón! Habrán pensado - Si lo volteamos a Perón juntándolo con los militares del Proceso, con los desaparecidos, un poco de autoritarismo, un poco de oro de los alemanes, otro poco de Perón en Italia, Evita con Franco en España, mas López Rega, más decreto de aniquilación, y así las nuevas generaciones creerán que Perón y Videla eran mas o menos lo mismo, dos militares implicados en la matanza velada de compañeros. Si inoculamos esa duda y convencemos a muchos antiperonistas para que se expresen, por las suyas, en los medios nuestros (dirán), por fin, nos sacaremos al viejo líder argentino de encima.
Hasta esa pared llegaría entonces la pelotita de la memoria, picaría en esa pared de un Perón mezcladito con la Triple "A" y volvería, nueva, fresca, la pelotita, como para iniciar con éxito alguna consagración socialdemócrata.
Ese seria un muro bien sólido. Otra pared. La definitiva. Una lapida. Y en ella enterrarían definitivamente (quisieran Ellos) al Perón liberador; al Perón combatiendo al capital; al Perón que estableció los derechos efectivos de la mujer, de los ancianos, de los niños, del trabajador. El Perón de la revolución socialista del justicialismo. El odiado por Churchill desde el Imperio británico y por Rockefeller y Condoleeza Rice desde el Imperio norteamericano.
CHAVEZ
La mayoría de los peronistas en Argentina se alinean con Kirchner, a quien quieren y siguen, pero aman a Chávez.
Kirchner es el marido de sus afectos y conveniencias y Chávez la amante mulatona que ocupa sus fantasías.
Chávez aparece ante muchos como un negro bananero, voluptuoso y exagerado, farolero y colorido.
Es decir, parece un compañero de los que uno conoce y comparte en la militancia. Uno más del pueblo, de nosotros mismos. Dice lo que los peronistas quieren decir desde su historia. Se comporta como los peronistas quisieran que se comporte su líder. Enfrenta a quienes los peronistas odian: El imperio.
Poco serio para el establishment y para el menemismo. Muy sólido y pujante para nosotros.
Si quieren matar a Perón, definitivamente, es muy probable que lo que quieran sea, en realidad, matar a Chávez.
Si en la memoria del pueblo argentino no hubieran existido Perón y Evita, es muy probable que su amor por Chávez no hubiera existido tal como lo es ahora.
Es mucho mas directo llegar a Chávez a través de Perón que llegar a el a través de Fidel Castro.
Si el pueblo argentino no amara a Chávez, quizás fuera mucho mas fácil para el Imperio imponer su destitución. Pero aquí están pueblo y gobierno peronistas apoyando a Lula, apoyando a Evo Morales, apoyando a Rafael Correa, y apoyando fuertemente a Chávez. Chávez lo sabe. Por eso se ha mandado comprar cuanto libro de Perón y Evita hubiera en las librerías de Buenos Aires y se los ha leído.
En la Cumbre de Mar del Plata invito a participar a los pueblos de Suramérica en la construcción del ALBA, la Alternativa Bolivariana para la América, y aclaro: También podríamos llamarla ALPA, Alternativa Peronista para la América.
Chávez lo sabe y el Imperio también. Si el Poder Financiero internacional y los gerentes de sus corporaciones pudieran convencer, a través de su poderoso aparato comunicacional conducido por los servicios de inteligencia, a la mayoría del pueblo argentino, que debería adscribir a una democracia colonial, sujeta a ciertos limites, con instituciones burguesas mas estables, para conformar una Argentina blanquita, mas parecida a la que anhela Abel Posse.
Una Argentina europea, con una ciudad de Buenos Aires a la manera de Paris, una Ciudad luz, al estilo de los años 60, con libros argentinos en toda América, con una sociedad de clase media europea, de formas civilizadas y modernosas, que aceptara mantener sumergida a la clase baja de maneras no peligrosas para la burguesía.
Una sociedad donde las clases medias pudieran compartir los espacios públicos sin el peligro de las clases bajas amenazantes.
Una clase baja controlada, reprimida, que no signifique una amenaza permanente de secuestros, violaciones, asaltos a mano armada, por unos pocos o muchos pesos, sin reglas de juego, es decir, sin control.
Entonces florecerían los progresistas, los revolucionarios de salón y los argentinos seriamos aceptados en el mundo, queridos a través de nuestra vincha mayor, Guillermo Vilas, en el tenis, como Maradona en el fútbol, nuestros De Vicenzo y Romero en los links, nuestra Gabriela Sabattini en los perfumes consagrados, nuestros muchachos de la legión blanca Nalbandián, Cañas, Mónaco, Del Potro, Acassuso, Chela y tantos otros, bebiendo copas en Wimbledon; nuestros Pumas, jugando el torneo del Commenwealth junto a Inglaterra, Gales, Irlanda, Escocia, Nueva Zelanda, Australia y Canadá; las Leonas, dirimiendo con Holanda, con Alemania, y consagrándose.
Porque ellos son, en definitiva, nuestros Chávez, son Fidel, son el Che.
Como Perón, como San Martín. Es decir, es el Pueblo Argentino. Un criollo, mezcla de indio y europeo. Como la inmensa mayoría de nosotros.
Por Martín García
¿Qué les jode de Perón? Está Muerto. Vivo, fue, para nosotros, el más grande hombre del Siglo XX.
Luchamos 18 años para que pudiera volver, luego de ser derrocado.
Finalmente logramos que fuera, por tercera vez, el Presidente de todos los argentinos.
Volvió con lágrimas en los ojos. Se había perdido mucho tiempo. Igual su paso por la Presidencia se hizo sentir.
Reconstruyó el salario de los trabajadores. Puso al país de pie. Quebró el bloqueo a Cuba impuesto por los EE.UU. y de esa manera puso de rodillas a la Ford Motor Company de ese país, haciéndole respetar la soberanía de Argentina en la toma de sus decisiones internacionales.
Mandó terminar las licencias de los grandes medios de comunicación en manos del enemigo. Y muchas más cosas.
Estaríamos mucho tiempo refiriéndonos a su obra en los ´70 y mucho mas si quisiéramos pasar revista a su obra con Evita entre los ´45 y ´55.
El hombre es lo que hace. El pueblo lo eligió por lo que hizo como funcionario, como gobernante, una y otra vez. Democráticamente, a través del voto. Cada vez. Siempre.
El negocio que le trajo al pueblo argentino fue la unidad. Para un argentino no debe haber nada mejor que otro argentino.
Le contestaron con la división entre argentinos. Ese era el negocio de Ellos.
Luego, finalmente Perón murió. Ahora Perón esta muerto. ¿Por qué les preocupa tanto? ¿Por qué quieren bajarlo, terminar con el, hundirlo?
LA DIGNIFICACION
Indudablemente Perón ha logrado darle sentido de sus derechos a más de una generación de argentinos que carecían de este espejo.
-¿Te acordás cuando las patronas nos exigían limpiar los pisos arrodilladas? Y el lo prohibió… (Dos mujeres en la capilla de la Villa Miseria de Ciudadela, el día en que falleció Juan Perón)
-Pero como… ¿Ahora estos patas sucias usan zapatos como la gente decente? (Un conservador en los ´50)
-Te imaginas lo que era…poder putear a un patrón, sin tener que someterse una y otra vez a sus ordenes, fueran sensatas o no, fueran denigrantes o no? (Juan Piwowarski un sindicalista marplatense de los ´40)
-Que barbaridad un hotel tan lindo, tan elegante…para que lo use toda esta chusma…con los ruleros puestos en el salón comedor…que desperdicio… (Dos señoras paquetas frente al Hotel de Luz y Fuerza de San Bernardo, década de los ´60)
Cuando uno lee los derechos consagrados de cualquiera de nuestras Constituciones, la ultima por ejemplo y lee que está consagrado el derecho a la vivienda…nadie cree que por estar allí escrito alguien le deba nada, uno ya sabe que nadie te dará una vivienda porque allí diga que te la deben dar…que deben garantizar tu acceso a una vivienda digna…solo es un decir…una cuestión teórica.
Las vacaciones…el aguinaldo….eran virtuales también, antes de que Perón los hiciera efectivos…por eso aquello de "…es la realidad efectiva…le debemos a Perón…" de la letra de la Marcha Peronista.
La vivienda es un ejemplo muy fuerte. Allí se decide si el gobierno esta al servicio y en función de los habitantes y ciudadanos de un país o solo para garantizar los privilegios de los mas acomodados.
La vivienda es un hecho muy fuerte, muy contundente. Si este beneficio se concreta, es que hay verdadera voluntad de hacerlo.
La vivienda cobija a la familia, le da un lugar para vivir los hijos y un lugar para morir, los viejos. Fija a la madre, que es el centro de la familia y referencia a los hijos. Es un logro para el padre y el monumento a su laboriosidad, a su poder dar. Un lugar para ser padre, ser hijos y ser abuelos. De allí al mercado, a la panadería, a la escuela, al baile, a la modista, al hospital, a la plaza, al club a practicar deportes, danzas, gimnasia. Ida y vuelta. Un lugar en el mundo.
La vivienda es central en el proceso de jerarquización de la familia y de dignificación de sus integrantes.
Perón y Evita hicieron eso. Y el hogar para los argentinos fue su Patria, su territorio, su gente, de la misma manera que el territorio político de Perón fue la Patria Grande desde el ABC y el mundo a través de su tercera posición y de los lazos que estrecho con todos los países descentralizados del tercer mundo.
Por eso mandó a los obreros sindicalizados a las embajadas argentinas de todos los países con quienes teníamos relaciones, para incorporarlos al ejercicio de la política mundial, una vez que volvieran a sus sindicatos, a sus fábricas a su barrio, a la mesa navideña de su familia grande y multiplicara su nueva mirada socializándola con todos ellos.
Perón pensaba en grande para la vida cotidiana de cada argentino y para la Patria.
El mundo le quedaba chico y las conquistas sociales alcanzadas hasta allí también le parecían poco al lado de lo que los trabajadores deberían alcanzar con su fuerza organizada y con su trabajo.
Así se consolidaron los puestos de trabajo, se organizo la educación para la salida laboral, se acondicionaron las universidades para el crecimiento especializado de los nuevos estudiantes incorporados al tercer nivel desde las clases populares, se cuidó la salud de cada integrante de la familia a partir de la más grande transformación sanitaria que se haya dado en el mundo entero, gracias al aporte del Dr. Ramón Carrillo, el interés pleno de Perón, el aporte de tantos científicos argentinos de antes y después de Perón y Carrillo y también debido al amor inconmensurable de Evita que quería hospitales mas altos, mas grandes, mas lujosos para terminar de sepultar la idea peregrina instalada en las clases altas de la oligarquía argentina de que a los negros y descamisados les estaban dando demasiado para su cultura y entender.
En fin, se ha hablado suficiente sobre la época de Perón y Evita y los logros alcanzados por la población argentina, desde distintos puntos de vista.
Podríamos hablar de miles de barcos para la Marina Mercante, o miles de millones de la exportación de trigo y otros frutos de la tierra.
Y podríamos hablar también de la transformación de una Argentina agrícolaganadera a otra Argentina industrial plena, de crecimiento constante y desarrollo permanente, tecnológico, científico, industrial, estratégico, educativo, etcétera.
Esa Argentina se resume, como lo hacia Perón, en poner la manguera que bombeaba riquezas hacia afuera del país, hacia el poder financiero internacional y las corporaciones multinacionales y ponerlo a regar la tierra para el lado de adentro del país. Argentina se capitalizo con sus propios recursos, de la misma manera que los imperios se imponen a los países colonizados con los recursos del mismo país colonizado y no con los recursos del imperio.
Y una vez dentro del país, asegurando que esa riqueza llegara a todos los estratos de la sociedad y no a las castas privilegiadas que, por usos y costumbres, quería pertenecer al mundo de los extranjeros y no al propio mundo, ya que se veía a si misma como la dirigencia privilegiada por la mirada del amo, del reino anglosajón y quería ser la perla de la corona en el marco del Commonwealth que tenia a Gran Bretaña como su epicentro...
Esto genero una revolución socialista en Argentina, a la manera del justicialismo, creado en la practica y la estrategia por Perón y amojonado en el espíritu por Evita que rompieron las cadenas que unían al país con los intereses de lo que Perón llamo la Sinarquía internacional.
Es que el mundo había sido dividido en una mesa de póquer entre las naciones más poderosas y nosotros habíamos sido parte de las apuestas.
Podría pensarse, que todo esto a lo que nos referimos es historia pasada, y podríamos coincidir con esta mirada sino hubiera ocurrido un fenómeno insito al desarrollo de todo este proceso nacional:
El ejercicio de los derechos sociales por parte del pueblo argentino a partir del gobierno de Juan Domingo Perón.
LOS DERECHOS
El pueblo, poco a poco, como parte de la marcha de los acontecimientos, como parte del proceso de distribución de riquezas y responsabilidades, como parte de los privilegios socializados, la salud y la educación, por ejemplo, como parte de la misma educación impartida, como sujeto de las del florecimiento económico, del disfrute de la actividad deportiva, recreativa, del turismo de las vacaciones, del asentamiento en el barrio, de su nueva personalidad como propietarios de su casa, de la misma transformación que significo que el hijo de un obrero se recibiera de medico, de abogado, de ingeniero, de maestro mayor de obras; que su ascenso social colocara a su misma familia ya no en el escalón mas bajo de la sociedad sino en uno mas alto, según la vieja mirada (donde solo eran abogados, médicos o ingenieros los hijos del patrón), el pueblo, se acostumbro a esto.
Y no solo se acostumbro sino que lo fue tomando como algo natural, que le pertenecía. Se lo creyó. Se fue dando cuenta de que era sujeto de derechos. Que le correspondían. Esto fue un golpe terrible para el racismo que sostenía moralmente la desigualdad de las clases sociales en la Argentina.
Recordemos a Evita cuando decía:- Cuando un ciudadano necesita ayuda, el Estado debe dársela no como a alguien que necesita, porque no tiene, porque es pobre, o indigente, sino como a alguien que le han quitado su parte y se le debe restituir en la plenitud de sus derechos y acreencias.
El pueblo, los negros de mierda, como le siguen diciendo los sectores reaccionarios, los cabecitas, como les decían las clases medias de origen europeo, los descamisados como les llamaba Evita, se fueron acostumbrando a sus derechos y les gusto ser sujeto de esos derechos. Se agrando. El pueblo, el cabecita, se agrando. Se la creyó. Y de allí en más defendió esos derechos. Los defendió con su vida y con su muerte. Con su sangre. Esos derechos se hicieron sangre en el pueblo argentino. Se hicieron cultura. Se hicieron causa.
Es más fácil y más sencillo para las personas defender los derechos que ya se ejercen. Y mas difícil defender los derechos a los que uno tiene acceso en teoría, en la literatura, en la palabra de los militantes, pero que no se ha tenido acceso a su practica, a su usufructo. Que no los ha tenido en el disfrute, en la cotidianeidad, en la memoria de sus pares, que no se han incorporado a su cultura.
Las clases dominantes que dominaban al pueblo y ejercían el poder sobre la Argentina, hasta que llego Perón al gobierno, querían que, primero se educara al pueblo y, recién después, se le diera acceso al disfrute de esos derechos, sin querer entender que solo disfrutándolos podían ser conscientes de ellos.
Uno debe, primero, entrar a la casa, poner sus ropitas dentro, prender la hornalla, calentar la primer agua para el mate, sentarse adentro, alrededor de la mesa de la cocina, con el mate en la mano y desde allí mirar a los chicos entrar y salir con sus juguetes hasta darles un beso en la camita de su habitación para que duerman tranquilos y cerrarles levemente la puerta para dirigirse a su propia cama, con su amor elegido, y descansar el cuerpo en el colchón para decir finalmente…tengo mi casa…tenemos nuestra casa, llegamos a la casa propia. En ese momento uno es consciente plenamente de su derecho a la casa propia.
Allí están la Constitución, los Derechos Humanos, la Justicia social. De allí en más, un pueblo podrá ser dominado, pero no vencido. Podrá ser derrotado, pero no vencido. Podrá ser saqueado, pero no vencido. Porque ese pueblo tiene conciencia de sus derechos. Y sabe diferenciar entre lo que le dan, lo que le permiten, y lo que le corresponde. Y solo espera el momento en que su propia correlación de fuerzas le permita volver al asalto de sus derechos adquiridos. Hasta volverlos a conseguir y disfrutar.
Esta política de Perón y Evita que obtuvo el reconocimiento de tantos y tantos políticos, pensadores, escritores, lideres de todo el mundo como Mao Tse Tung, Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, estropeo los planes de aquellos que se habían ganado el territorio nacional argentino en la mesa de póquer de las potencias triunfantes de las guerras mundiales.
A pesar de los golpes asestados a la Democracia argentina por el ejercito pro yanqui de Lonardi, Aramburu y Rojas; de Ongania, Levingston y Lanusse; de Videla, Agosti y Massera, a pesar de las persecuciones a científicos, a sindicalistas, a los jóvenes, a los militantes justicialistas, a los combatientes, desde los Uturuncos hasta los Montoneros; a pesar de las bombas, de los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos, no nos han vencido.
El pueblo argentino, ahora consciente, colectivamente, de sus derechos, en comunión con los demás integrantes de la cuadra, también sujetos de esos derechos adquiridos, ha adquirido las propiedades de la goma.
Es decir que, aunque lo estiren, apenas lo suelten, tendera a volver a su estado original, es decir, volver a la concepción de sus derechos que aprendió con el justicialismo, que es el sistema que lo hizo sujeto de los derechos sociales y políticos y por ende, de los personales.
Que lo dignifico como ser humano en una comunidad de intereses, en el marco de su familia, de su barrio, de su lugar en el mundo, de su Patria, de su cultura y origen. De su ser criollo. Y a la mierda con el Commenwealth. El orgullo de ser criollo.
Tengamos en cuenta que hasta hace muy poco era vergonzoso ser descendiente de los pueblos originarios. Ser criollo, es decir mezcla de razas, entre los españoles y los indígenas, era una condición inferior. Una condición vergonzante que debieron ocultar San Martín y Perón para poder ingresar al ejército y hacer su carrera militar. Que en Bolivia, recién lo autorizo Evo Morales, su actual presidente. Su primer presidente de origen indígena. Y que ya le están haciendo una guerra de secesión los "blanquitos" europeos de la Media luna (El Beni, Santa Cruz de la Sierra, etcétera) acusándolos de Coyas, indios, queriendo convencer a los pobres pobladores de la selva de origen guaraní, los cambás, que ellos son superiores a los cara e´ piedra, para tener una base popular a través del racismo que le permita a los EE.UU. hacer una base petrolera separada (como Kuwait de Irak) de la Bolivia transformadora de los coyas.
UNA PARED
La memoria se referencia con hechos trascendentes, con momentos de la historia, con hitos en la marcha de los pueblos o en su retroceso.
El 17 de Octubre, la Revolución de Mayo de 1810; el Cordobazo, el Argentinazo, etcétera.
Cada uno de esos momentos establece una frontera, es lo que nosotros llamamos un momento de referencia, un mojón, una pared.
Luego todo será antes y después de ese momento, de esa pared.
Una pared traza una referencia ineludible. No es una línea divisoria, no es un límite cartográfico, es una pared.
Y si uno quisiera ignorarla y atravesarla, se chocaría contra una pared, contra algo concreto que forma parte de la experiencia de vida concreta.
La Presidencia de Carlos Menem significo una pared para la referencia de nuevas generaciones, respecto del peronismo y de Perón.
La generaciones mayores cuando hablan del peronismo hablan de Perón y Evita. Para las nuevas generaciones, su conocimiento del peronismo empieza con el gobierno de Menem.
Para personas nacidas hace 30-40 años, el peronismo refiere a los tumultuosos setenta y a Menem. La vida cotidiana de millones de argentinos se tiño de la cultura menemista y le dio a las jóvenes una referencia vivencial del peronismo: Menem.
Aunque para los peronistas de Perón y Evita, Menem no tuviera nada que ver con la Revolución Justicialista. La cultura del menemismo fue un duro golpe a la omnipotencia peronista. Le mostró su peor cara. La cara acomodaticia del lumpenaje político, de la beneficencia de Estado. El autoritarismo pro patronal. El maridaje del sindicalismo y los negocios corporativos.
Es cierto que muchos peronistas siguieron haciendo peronismo aun dentro del barco menemista, y también es cierto que hubo un apoderamiento de los símbolos peronistas por parte de la dirigencia menemista, pero queda claro que el menemismo no tuvo nada que ver con la herencia de Perón y Evita.
El menemismo hizo todo lo contrario de lo que hizo el peronismo.
Lo que Perón había puesto a favor del lado del pueblo, Menem lo puso del lado de las corporaciones, lo que Perón había estructurado desde el tercer mundo, Menem lo hizo para el imperio en sus diversas instancias corporativas, americanas y europeas; lo que Perón hizo con el capital del pueblo, a favor del pueblo, Menem lo hizo con el capital del pueblo a favor de las corporaciones.
El peronismo perdió las calles, perdió las multitudes, y sus cuadros políticos juveniles se convirtieron en cuadros dirigenciales cooptados por la idea del progreso personal, político y social dentro de la nueva situación del Estado, que era la de estar al servicio de los intereses privados.
Después de Menem, fue muy difícil explicarle a toda una nueva generación de argentinos que el peronismo no era Menem.
Los mismos cuadros políticos militantes del peronismo de todos los tiempos, (luego de las internas partidarias con Antonio Cafiero) habían apoyado a Menem, y se habían creído que, con el caudillo federal, (que había amenazado con romper relaciones con los EE.UU. en la multitudinaria concentración de la Renovación peronista de Plaza Miserere) se podía reinstaurar la Revolución socialista del justicialismo de Perón y Evita.
El final de la etapa de Menem dejo dos herencias indiscutibles. Una fue el desmantelamiento total de las riquezas acumuladas por el pueblo argentino y otra la cultura neoliberal que no había podido terminado de instalar el Proceso dictatorial.
Indudablemente la operación Menem le quito adeptos a Perón.
Solo la memoria popular del disfrute de los nuevos derechos sociales alcanzados con Perón y Evita, inculcada boca a boca, de padres a hijos mantuvo una vigencia probable y razonable.
Y la memoria borrosa pero evidente de la lucha de los militantes y combatientes que genero el terrorismo de Estado, el genocidio, los desaparecidos brutalmente torturados y asesinados que no podrían explicarse, en la sociedad, sin una lucha previa y una causa que la motivara. Y esa había sido la lucha del peronismo contra el ejército de ocupación que conducía Martínez de Hoz y los economistas corporativos del Establishment.
Además de la evidencia de que había existido una lucha entre la juventud y la Dictadura del proceso, otros dos elementos impidieron destruir totalmente la imagen de Perón y el peronismo como movimiento de la esperanza del pueblo argentino. Que impidieron tabicar su nombre y el mito y terminar con la ilusión de su eterno retorno.
El primero fue que todavía quedaban algunos indicios de la distribución del excedente del Producto Bruto Interno, obtenido por la comunidad laboral en el país, buscada por Perón y obtenida por Gelbard. El 50% para el capital y el 50% para el trabajador. El mita y mita del Perón del 74, Durante el gobierno de Cámpora y Perón una maestra de escuela publica, separada, viviendo con dos hijos a su cargo, haciendo unas horas extra como maestra particular, podía alquilar un pequeño chalet, mantener a su familia, pagar por su salud, pagar la escuela de sus hijos y comprar un coche Citroen en cuotas.
La segunda es que la democracia socialdemócrata de Alfonsín, primero y de la Alianza entre el Frente Grande y el radicalismo después, destruyeron lo poco que quedaba de la intención del establishment de instalar una izquierda y una derecha, de centro, que no objetaran la dependencia, que no fueran obstáculo para la transferencia de riquezas de la periferia al centro del imperio de las corporaciones.
El peronismo triunfo en las elecciones del 2003 y en tres años comenzó a restañar las heridas causadas por tanto desatino al capital del pueblo argentino.
Un pueblo esquilmado por las corporaciones, daba un vuelco multitudinario con el Argentinazo del 19 y 20 de diciembre del 2001, con muchos cuadros militantes peronistas al frente de las movilizaciones espontáneas del pueblo argentino.
La alianza de la Argentina peronista con Brasil, Uruguay, Paraguay, Venezuela y Bolivia, dio un paso fundamental para la constitución de la Unión Suramericana, hecho fundamental para el alineamiento continental del nuevo siglo.
Hito fundamental para negociar con los EE.UU. desde una posición de poder propio para Suramérica.
Otra vez el peronismo, volvía a Perón, al Perón latinoamericano del ABC, y en un mundo, ahora, multipolar, ponía proa hacia la alianza con países del tercer mundo, como la consolidada China.
UNA LAPIDA
Indudablemente la Dictadura del Proceso establece una clara referencia para las jóvenes generaciones. Las marchas por los Derechos Humanos, las películas sobre desaparecidos, loa actos, las historias de los desaparecidos, la aparición de sus hijos, criados por otras familias en el desconocimiento de su origen, forman parte de su cultura de los 2.000.
Quizás muchos de los integrantes de las nuevas generaciones no tengan posición tomada sobre los ´70 pero si saben que los villanos de la historia, los asesinos, los despiadados, los genocidas son los militares del Proceso. Apenas han oído hablar del bombardeo a Plaza de mayo, apenitas y ya no saben bien quien lo hizo y a quien perjudico.
Todos han oído hablar de un tal López Rega como de otro villano y un poquitito del gobierno de Isabel. Y que ella no es querida por la mayoría de la clase media y vilipendiada por la prensa.
Es muy evidente que a algún cráneo de la guerra sicológica, en uno de esos centros de planificación de inteligencia continental que tan bien describía Perón en su excelente libro Los Vendepatria, se le ha ocurrido que si lograban pegar, unir, fundir la figura de Perón, la memoria de Perón con la de los militares de Proceso, y convencer a las nuevas generaciones de que Perón era mas o menos lo mismo que ellos, inclusive que era, simplemente, otro militar mas, entonces, por fin, Perón quedaría en el camino y se librarían definitivamente de el.
Sin dudas Perón ha sido para Ellos el hecho maldito de la historia argentina.
Entonces ¿Por qué no? Habría que intentarlo.
Una buena ruta para llegar hasta el y tocar su figura podría ser el brujo López Rega.
Pongamos los relojes en hora y comencemos con las acusaciones y rumores a ver si en esta lo calzamos a Perón, habrían dicho. Se abre el espectáculo, Señores 3 por un peso. ¡Péguenle a Perón! Habrán pensado - Si lo volteamos a Perón juntándolo con los militares del Proceso, con los desaparecidos, un poco de autoritarismo, un poco de oro de los alemanes, otro poco de Perón en Italia, Evita con Franco en España, mas López Rega, más decreto de aniquilación, y así las nuevas generaciones creerán que Perón y Videla eran mas o menos lo mismo, dos militares implicados en la matanza velada de compañeros. Si inoculamos esa duda y convencemos a muchos antiperonistas para que se expresen, por las suyas, en los medios nuestros (dirán), por fin, nos sacaremos al viejo líder argentino de encima.
Hasta esa pared llegaría entonces la pelotita de la memoria, picaría en esa pared de un Perón mezcladito con la Triple "A" y volvería, nueva, fresca, la pelotita, como para iniciar con éxito alguna consagración socialdemócrata.
Ese seria un muro bien sólido. Otra pared. La definitiva. Una lapida. Y en ella enterrarían definitivamente (quisieran Ellos) al Perón liberador; al Perón combatiendo al capital; al Perón que estableció los derechos efectivos de la mujer, de los ancianos, de los niños, del trabajador. El Perón de la revolución socialista del justicialismo. El odiado por Churchill desde el Imperio británico y por Rockefeller y Condoleeza Rice desde el Imperio norteamericano.
CHAVEZ
La mayoría de los peronistas en Argentina se alinean con Kirchner, a quien quieren y siguen, pero aman a Chávez.
Kirchner es el marido de sus afectos y conveniencias y Chávez la amante mulatona que ocupa sus fantasías.
Chávez aparece ante muchos como un negro bananero, voluptuoso y exagerado, farolero y colorido.
Es decir, parece un compañero de los que uno conoce y comparte en la militancia. Uno más del pueblo, de nosotros mismos. Dice lo que los peronistas quieren decir desde su historia. Se comporta como los peronistas quisieran que se comporte su líder. Enfrenta a quienes los peronistas odian: El imperio.
Poco serio para el establishment y para el menemismo. Muy sólido y pujante para nosotros.
Si quieren matar a Perón, definitivamente, es muy probable que lo que quieran sea, en realidad, matar a Chávez.
Si en la memoria del pueblo argentino no hubieran existido Perón y Evita, es muy probable que su amor por Chávez no hubiera existido tal como lo es ahora.
Es mucho mas directo llegar a Chávez a través de Perón que llegar a el a través de Fidel Castro.
Si el pueblo argentino no amara a Chávez, quizás fuera mucho mas fácil para el Imperio imponer su destitución. Pero aquí están pueblo y gobierno peronistas apoyando a Lula, apoyando a Evo Morales, apoyando a Rafael Correa, y apoyando fuertemente a Chávez. Chávez lo sabe. Por eso se ha mandado comprar cuanto libro de Perón y Evita hubiera en las librerías de Buenos Aires y se los ha leído.
En la Cumbre de Mar del Plata invito a participar a los pueblos de Suramérica en la construcción del ALBA, la Alternativa Bolivariana para la América, y aclaro: También podríamos llamarla ALPA, Alternativa Peronista para la América.
Chávez lo sabe y el Imperio también. Si el Poder Financiero internacional y los gerentes de sus corporaciones pudieran convencer, a través de su poderoso aparato comunicacional conducido por los servicios de inteligencia, a la mayoría del pueblo argentino, que debería adscribir a una democracia colonial, sujeta a ciertos limites, con instituciones burguesas mas estables, para conformar una Argentina blanquita, mas parecida a la que anhela Abel Posse.
Una Argentina europea, con una ciudad de Buenos Aires a la manera de Paris, una Ciudad luz, al estilo de los años 60, con libros argentinos en toda América, con una sociedad de clase media europea, de formas civilizadas y modernosas, que aceptara mantener sumergida a la clase baja de maneras no peligrosas para la burguesía.
Una sociedad donde las clases medias pudieran compartir los espacios públicos sin el peligro de las clases bajas amenazantes.
Una clase baja controlada, reprimida, que no signifique una amenaza permanente de secuestros, violaciones, asaltos a mano armada, por unos pocos o muchos pesos, sin reglas de juego, es decir, sin control.
Entonces florecerían los progresistas, los revolucionarios de salón y los argentinos seriamos aceptados en el mundo, queridos a través de nuestra vincha mayor, Guillermo Vilas, en el tenis, como Maradona en el fútbol, nuestros De Vicenzo y Romero en los links, nuestra Gabriela Sabattini en los perfumes consagrados, nuestros muchachos de la legión blanca Nalbandián, Cañas, Mónaco, Del Potro, Acassuso, Chela y tantos otros, bebiendo copas en Wimbledon; nuestros Pumas, jugando el torneo del Commenwealth junto a Inglaterra, Gales, Irlanda, Escocia, Nueva Zelanda, Australia y Canadá; las Leonas, dirimiendo con Holanda, con Alemania, y consagrándose.
Porque ellos son, en definitiva, nuestros Chávez, son Fidel, son el Che.
Como Perón, como San Martín. Es decir, es el Pueblo Argentino. Un criollo, mezcla de indio y europeo. Como la inmensa mayoría de nosotros.