OBAMA EN EL G20


Crisis con más pedidos de ayudas al exterior pero sin soluciones concretas.

Sin autocrítica y con impunidad para los culpables del descalabro a nivel planetario, con una delegación de más de 500 miembros, en medio del mayor desprestigio internacional de EEUU y su liderazgo cuestionado.


Por Enrique Oliva (31 de Marzo de 2009)

Con promesas de una nueva política, sin un principio de gestos reales ni medidas de cambio verdadero, llega a la cumbre de Londres del G20 Barack Obama, solo con palabras que intentan emocionar.

Latinoamérica está harta de falsas ilusiones y es hora de recordar duras experiencias para no repetirlas.

Solo burlas en el descuidado patio de atrás.

Prometer para mañana y exigir hoy.

Sin ir más lejos, durante la segunda presidencia de Agustín P. Justo, creyendo éste en los galanteos de Franklin Delano Roosevelt, lo recibió como a un salvador en Buenos Aires, oportunidad en que su hijo Liborio Justo gritó en la cara del visitante: ¡Muera el imperialismo!.

Sus propuestas vacías, que han sobrepasado los tres cuartos de siglo, no se diferencian en nada a las actuales de Barack Obama.

Pocos meses antes de la muerte de Roosevelt, que sería reemplazado por el nefasto Harry Truman, la Reserva Federal (FED), manejada por banqueros privados, impuso al mundo, en una reunión de solo 44 países de gobiernos cómplices, los llamados acuerdos de Breton Woods, una de las tantas estafas periódicas a las finanzas internacionales.

En época de Arturo Frondizi arribó a Buenos Aires Dwight Eisenhower y se repitió la misma burla.

Nada entre dos platos, a pesar de que el yanqui en los últimos tiempos del presidente Juan Perón, había designado a su hermano, Milton Eisenhower, como su delegado personal para negociar nuevas políticas.

Milton Eisenhower celebró varias entrevistas con Perón y ponderó al justicialismo por tener una CGT fuerte y única, representativa de los sentimientos de los trabajadores argentinos nacionalistas.

Ni comunistas, ni nazis, cualidad no poseída por los demás movimientos obreros del continente.

John F. Kennedy, pintaba bien para Latinoamérica y prometió una muy publicitada Alianza para el Progreso, que en 10 años, dotaría con una cifra millonaria en dólares.

Quizás a causa del asesinato del mandatario (por intentar quitarle privilegios a la FED), todo quedó en nada.

Caminando en 1965 con Eduardo Víctor Haedo, ex presidente del Gobierno uruguayo, por el parque de La Azotea, su residencia en Punta del Este, quien había participado del lanzamiento de la famosa Alianza de Kennedy en la misma ciudad, narró una anécdota de aquella reunión.

Fuimos testigos de la misma José Maria Rosa, yo y nuestras respectivas esposas, Colita Roca y Techa Moresi.

-Junto a este árbol -contó Haedo- el Che Guevara me dijo: -Esta alianza no llegará a nada. No le crea a los políticos yanquis, son unos hijos de puta.

George W. Bush, durante la campaña para su primera presidencia, para ganarse el voto latinoamericano, prometió el oro y el moro y hasta cumplió su compromiso de visitar México en cuanto iniciara su mandato.

Desde el país vecino repitió su intención de privilegiar la cooperación con el resto del continente.

Pero el yanqui prefirió lanzarse a la aventura de manotear petróleo y gas a sangre y fuego en Afganistán e Iraq, que lo sumergió en una ciénaga.

Tan es así que Obama hace planes para 10 años de ocupación de Afganistán, para organizar su democracia y sigue enviando más tropas reclamando lo mismo a sus aliados rezongones por los rechazos que sufren ante sus electores.

Ahora Barack Obama se encuentra en un tembladeral peligrosísimo.

Su frente interno se deteriora día a día por el crecimiento del desempleo y los millares de familias puestas a diario en las calles por sus hipotecas imposibles de pagar.

Ni qué decir de la situación imperante en Europa donde crecen las multitudinarias manifestaciones de ira callejera, haciendo temer graves disturbios, incluyendo vandalismo y saqueos.

La corresponsal de Clarín en Londres, este martes 31 muestra un sombrío panorama de la capital inglesa: comercios de lujo cubren sus vidrieras para protegerlas de posibles ataques.

¿Advertirá Obama que el clima reinante en el viejo mundo no está para discursos con promesas sin concretos inmediatos?

A ellos se van sumando también los pueblos del patio de atrás.

¿Nadie imagina lo que podría ocurrir en las grandes ciudades europeas y americanas sumidas en un caos generalizado?

Bill Clinton fue muy popular hasta que en su segundo mandato intentó sin conseguirlo hacer pasar una ley limitando y controlando la tenencia de armas existentes en número mayor a la cantidad de habitantes.

Cayó en tal desprestigio, que su Partido Demócrata perdió el poder, cayendo en el republicado George Bush (h) dejando a EUU al borde del colapso.

Más de un millonario de los tantos que residen en Los Angeles, ciudad calificada hoy capital de los indigentes (llaman así a los sin techo) debe desvelarse pensando en los 73.000 que duermen en las veredas y bancos de plazas.

¿Y si algún día, sin nada para perder, se unen a manifestaciones de desocupados también con punzantes carencias y con mal humor?

¡Meditemos!