PÉGUELE A MARADONA


por Juan Carlos Córica

Los cacareadores que nunca se enfrentan con un archivo. La corporación solidaria y sectaria, como es la regla. ¿Desde cuándo los mercenarios son moralistas?

El pegar en los deportes populares es una bajeza propia de los agentes de la colonización.

Escuchar a Mariano Grondona facilita la identificación, en cambio los “comentaristas” deportivos consiguen adoctrinar sin defensas.

Desde cuándo los mercenarios son moralistas.

“La lucha por la verdad se ha hecho para los varones, ladearse de los maulones alcanza para empezar”.

Pruebas al canto, la edición de hoy de Clarín.

Como casi es regla, los jactanciosos y engreídos se pasan de agrandados y meten la pata hasta el cuello.

La serie de notas hipercríticas del diario Clarín de hoy (16/10/09) no fue excepción. Aplicados a descalificar a Maradona desde la “portada” de la sección deporte - “Lo banca el jefe” - en página 85 hasta la número 89 los redactores, se nota, hicieron cola para pegarle sin asco.

Pero, ellos que aplicaron aquello de que nadie aguanta un archivo, no pudieron aguantar una edición.

La última y la penúltima nota fueron la frutilla no del plato sino del papelón.

La de página 89, decía en el copete: “Violentos de Boca, Estudiantes, Colón, Laferrere e Ituzaingó se trenzaron con los de Peñarol”.

La lectura de tal destacado al inicio de la nota era muestra de la voluntad tendenciosa. Por qué, por lo que la misma nota contenía información que mostraba esa tendenciosidad. Decía, “De pronto aparecieron los uruguayos, que eran más y la mayoría tenía puesta la camiseta de Peñarol, y empezó una batalla campal. Dentro del playón de Tres Cruces se "mataron" a piedrazos. Rompieron los ventanales del local de Buquebús, que está arriba”, dijo el informante que prefirió mantener su nombre en reserva por obvias razones. El playón Tres Cruces - de la terminal Tres Cruces: Boulevard Artigas y Avda. Italia - debajo “del local de Buquebús”, ¿el playón y el lugar, es una zona de paseo común o el lugar donde los que viajan van para resolver su embarque?

O sea, que los generadores de la “batalla campal” no fueron los hinchas argentinos sino los uruguayos de Peñarol. Cosa que, “objetivamente”, debió haberse transcripto al revés: “Los violentos de Peñarol atacaron a los hinchas de Boca, Estudiantes, Colón, Laferrere e Ituzaingó y se trenzaron”.

La penúltima, se fue de boca, ¿escrita por un primerizo? Utilizó el latiguillo acusador del “Quién habla” escrito con signo de interrogación pero redactado con signos de admiración negativa.

El contenido hila una serie de contradicciones de Maradona, obviamente, la mayoría, sacadas de contexto. Acusa con el párrafo: “¿Quién habla? "A la altura hay que gambetearla y hacerle goles", fue la base de la charla técnica pegada en el vestuario antes de salir a jugar ante Bolivia en La Paz.

Maradona, que supo defender la causa en favor de Evo Morales (el presidente del país) contra la iniciativa de la FIFA - que los partidos no se jueguen a más de 2.600 metros de altura - empezó a ser esclavo de su archivo”.

Clásica referencia de quiénes usan el archivo para descalificar irónicamente, a sabiendas que el descalificado no tiene posibilidades de acceder al archivo de los periodistas y mostrar que ellos tampoco se bancan confrontar con el archivo.

Este “principiante” encolumnado en la serie de artículos descalificadores, con su “Quién habla”, hace que el conjunto como “los peces por la boca mueran”.

Su “Quién habla” representa a esta muestra de corporativismo periodísticos que como insinuó Grondona señalando en “radio Belgrano” sobre “los periodistas más jóvenes: ‘Tienen una boca, un estómago, tienen que comer.

Cómo pueden comer de ese sector trayendo noticias distintas (para) satisfacer a grupos económicos que ya no tienen la vocación periodística que tiene ustedes, y son los que mandan’.

En argentino de barrio, con otras palabras, el “quién habla” debe ser revertido y mirar a quienes son los acusadores, y preguntarse: desde dónde y desde cuando los mercenarios se alinean entre los encarnizados moralistas. Pero hay más, es común que estos impolutos periodistas, siempre alineados, que ejercen un pluralismo de discurso único, descalifiquen a quién utilice como argumento una trama detrás de la escena.

El descalificativo se escribe como “teoría conspirativa”.

La cuestión es, por qué uno de estos periodistas titula “Un plan para recuperar la mística del 86” (página 87) y puntualice en la nota que: “detrás de toda esta patética telenovela parece haber un plan, o un intento de plan, extraño, rebuscado.

El propio Grondona y Bilardo quieren que la Selección reciba una transfusión de mística modelo 86 y creen que ubicando al periodismo en el papel de demonio podrán conseguir la unión del plantel detrás de un enemigo común”.

En esta nota, también, sugerentemente, empieza y termina con dos párrafos de confiabilidad cero: “Desde primera hora de la mañana las 20 líneas rotativas de la AFA sonaban con insistencia.

También, algunas de las 10 líneas directas de algunos de los dirigentes más importantes de la casa. Y la dirección electrónica almacenaba correos. Los hinchas pedían que Julio Grondona "tomara cartas en el asunto" y exigían disculpas o una retractación pública de Diego Maradona, y hasta un comunicado oficial repudiando las frases del entrenador de la Selección en el Centenario, una vez obtenida la clasificación mundialista”; la que cerraba el artículo decía algo similar: “La mayoría de los mensajes indignados a la AFA, muchos de cuyos remitentes no se identificaban como "hinchas" sino como "ciudadanos", "madre de familia" y otras caracterizaciones similares afirmaban que les resultaba difícil explicarles a sus hijos el sentido literal de las declaraciones de Maradona.

El flujo de comunicaciones se redujo desde el mediodía hasta el atardecer y recrudeció hacia la noche. En la AFA, voceros de la casa dijeron que trataron de no darle algunos textuales a Grondona, para no subir la tensión”.

Telón rápido, cada nueva nota hace que se note “la mala leche”. Cuando alguien considera necesario criticar a alguien otro con un cargo de fuerte responsabilidad, en especial en un mundo complejo como es el del futbol primariamente intoxicado por el mercantilismo, y ese criticador se victimiza por el maltrato que recibe, debe demostrar en la cancha - en sus escritos “a diario” - que lo hace con respeto, usando el modo interrogativo para ayudar a corregir el error que es causa de su crítica.

Resulta patético leer textos de tipos que se llenan la boca hablando de Paulo Freire y autoritariamente descargan descalificaciones contra los que tienen que poner el pecho en el escenario de la realidad y no en la trastienda donde, además de actuar escudados por la corporación mediática, creen que hacen cuando hablan.

Qué tal si recuerdan un verso del canto que los tiene como protagonistas.

“Herencia pa’ un hijo macho”. Perdón es “pa’ un hijo gaucho”

Si quiere ser hombre libre cante por la libertad, La lucha por la verdad se ha hecho para los varones, Ladearse de los maulones alcanza para empezar.

Es fácil mirar de arriba cuando abajo no se ha estuvo, El lechuzón por ojudo oserva desde el alambre, Pero va a matarse el hambre a la cueva del peludo.

Nota: “Como muestra del archivo que los periodistas esconden a siete llaves está el caso-testigo en el Mundial del '98 el arquero holandés hizo teatro en una disputa de pelota con el Burrito Ortega y los expulsaron, todo el periodismo lo trató de estúpido; pero, cuando Simeone lo hizo expulsar a David Beckham en ése mismo Mundial, lo trataron de sinvergüenza. Su cacareada objetividad es en realidad una carga de subjetividad que aplican según quién sea”.

16/10/09 jccorica@fibertel.com.ar