La enfermedad que está matando a la usurocracia
Por Walter A. Moore
La leucemia o cáncer hematológico, es una enfermedad maligna provocada por un aumento incontrolado de glóbulos blancos (leucocitos) que provoca anemias y hemorragias, es decir un comportamiento anómalo de la sangre que lleva a la muerte.
Ahora bien, el dinero es la sangre del organismo social en las sociedades civilizadas.
Podemos asimilar los glóbulos rojos, que son los que llevan el oxígeno a las diferentes partes del organismo biológico, con el dinero que lleva la energía a los diferentes sistemas de la sociedad.
La creación artificial de dinero, tal como la usura (intereses) y los derivados financieros (bonos, acciones, títulos, etc.) puede asimilarse a los glóbulos blancos, que en el organismo sano tienen una presencia muy limitada: por cada 250 glóbulos rojos normalmente existe un solo glóbulo blanco.
Los leucocitos son importantes cuando es necesario repeler un ataque al organismo, una infección por ejemplo, y lo mismo sucede con los créditos en el funcionamiento económico: son necesarios cuando algo no funciona bien.
El endeudamiento funciona como una infección en la fisiología de la creación de riqueza. Porque si bien el dinero es la representación de la riqueza, la deuda es una simulación de la posesión de la riqueza, un antibiótico necesario para lidiar con la falta de defensas naturales, representadas, en el caso de la economía, por el ahorro o la capacidad adecuada de emisión del dinero necesario para mantener el proceso vivo de creación de riqueza.
La enfermedad económica actual se debe a la extraordinaria emisión de deuda por parte de los organismos del Imperio Global.
Deudas destinadas a saquear a todos los pueblos del mundo, inclusive a los de las naciones donde el Imperio se ha instalado ahora. El dinero no es otra cosa que un pagaré del Estado que se entrega a los que producen la riqueza para facilitar la circulación de la misma (antes los billetes de banco confesaban esto diciendo en cada papel: "El Banco Central pagará al portador …").
Los mayores emisores de esta deuda espuria son los bancos, y otros centros generadores de usura, que quieren cobrar interés por esta emisión encubierta de dinero, pues los bancos centrales no cobran intereses por emitir dinero estatal.
Pero los instrumentos financieros no son dinero, sino una gigantesca emisión de las más inextricables formas de deuda, generando una falsa deuda que deja el control político de nuestra sociedad en manos del sistema financiero (la Usurocracia Dominante como la denominó el senador italiano Giacinto Auriti).
Así han logrado sustituir el dinero por bonos, títulos y derivados financieros de todo tipo, que sólo simulan representar riqueza pero, como bien define el inventor de la gerencia moderna, Peter Drucker (1), al referirse a los llamados derivados financieros: "Que no cumplen ninguna función económica ni financian nada", y por eso no obedecen a ninguna lógica económica o racionalidad de ningún tipo.
"Estos flujos financieros que cruzan hoy el planeta en todas direcciones son puramente especulativos, desvinculados de la economía real, y por supuesto del bienestar de la población" (2).
Es así como también los Estados capitalistas han sustituido la emisión de dinero por la emisión de bonos, (o sea dinero que genera intereses para los bancos privados que los compran y que paga todo el Pueblo).
Estos bonos son adquiridos por los especuladores atraídos por la carnada de los intereses, lo mismo que los que compran acciones esperando hacerse ricos sin crear nada.
Así les va.
LA SITUACIÓN ACTUAL
Los bancos, amparados en su prestigio (sostenido a fuerza de una propaganda que los presenta como entidades de solidez ilimitada), han emitido toda clase de pagarés con nombres muy sofisticados, destinados a evadir el principio por el cual los únicos emisores de dinero son los Estados, que deben someterse a controles destinados a que la emisión de dinero no sea utilizada por los políticos de acuerdo a sus intereses (previendo el caso de que estos coincidan con los del pueblo que los elige y no con los de ellos, que normalmente son los que los designan previamente a la parodia de la opción democrática).
Estados Unidos es el epicentro de esta política.
Para mantener la máquina militar y el aparato de propaganda en que basa su hegemonía, se ha endeudado hasta la médula, emitiendo pagarés por el 340% de su Producto Bruto Interno (PBI), cantidad que representa la creación de riqueza real de esa nación cada año.
O sea que para pagar los documentos cuyo desmoronamiento vemos ahora reflejados en la caída vertical de los índices bursátiles (Dow Jones y otros) debería destinar la totalidad de la riqueza producida por los norteamericanos durante 3 años y medio, sin gastar ni un centavo para vivir.
Como eso es imposible, sobre todo si siguen gastando como locos en un aparato militar que consume el 45% del presupuesto armamentista de todo el planeta, los que tienen sus pagarés en forma de acciones, van a pedir en pago su "libra de carne", como el famoso avaro de Shakespeare.
Pero como ningún país puede entregar toda su riqueza a otros, estos pagos tendrán un límite; y una vez que todos los bancos quiebren, los acreedores le pedirán que el gobierno de los Estados Unidos y el de los miembros de la Unión Europea que paguen con algo real sus Bonos del Tesoro, porque ya confían en que sus países tendrán futuro, y como estos no vencerán hasta un tiempo previamente definido, los antes codiciosos compradores, venderán a otros usureros más optimistas por lo que quieran pagarles, o sea que los famosos T10 y T30 norteamericanos, pronto se convertirán en antiestéticos papeles de pared, dado que su uso como papel higiénico no es confortable.
El tercer paso, que seguirá al desmoronamiento de las acciones bancarias, y de los bonos del Tesoro, es la insolvencia de las monedas estadounidense y europea, lo cual convertirá la crisis accionaria (ya es tan o más grave que la de 1929) en una crisis monetaria, que arrasará con la sociedad capitalista en su conjunto.
Ese es el momento donde se desatará el "Diluvio Monetario", que previmos en el año 2003 (3).
En la convulsión extraordinaria que se generará entonces, se llevará a cabo la sentencia definida por el Pueblo argentino en los maravillosos 19 y 20 de diciembre de 2001: "Que se vayan todos" .
O sea que salgan de todo lugar de decisión aquellos que hayan sido (y por lo tanto, querrán volver a ser) colaboracionistas con los saqueadores de nuestras naciones.
Para ese acontecimiento fundacional todo el Pueblo se está preparando, creando millares de líderes locales y especializados en los más diferentes campos de actividad, que no asomarán la cabeza hasta ese momento, pues ya sabemos que el Sistema Usurocrático que hoy nos domina no se caracteriza por su piedad, sino por la crueldad bestial que pueden ejercer para mantener su poder (4).
Esa es la lección de prudencia que nos dejaron nuestros 30.000 héroes desaparecidos por el Sistema con el propósito de dejarnos sin futuro.
Pero el Pueblo es una entidad viviente, no un aparato helado como el Poder del Dinero, y ha vuelto a crear su dirigencia, que está allí, esperando el momento en que la Vida renazca luego de la agonía del Capitalismo.
Ese será el momento de iniciar La Epopeya de la Reconstrucción.
Buenos Aires, 11 de octubre de 2008
Notas:
(1) Peter Drucker "The global economy and the Nation-State", 1997, en el volumen 76 nº 5 de Foreign Affairs, pag. 162.
(2) François Chesnaut - A Mundializaçao del Capital (Xamá editora, Sao Paulo) 1996
(3) Ver artículo del autor "Prepararnos para el Diluvio Monetario"
(4) Ver el libro "La doctrina del shock", de la canadiense Naomí Klein.